En el marco de los diálogos sostenidos por el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional – ELN para los diálogos de paz, se llevará a cabo la instalación del Comité Nacional de la Participación, con lo cual inicia el cumplimiento del Acuerdo No. 9, que reconoce “El proceso de participación de la sociedad en la construcción de la paz”.
Este proceso de dialogo enmarca en siete puntos el proceso de participación de la sociedad colombiana en la construcción de la paz, a través de una instancia- El Comité Nacional de la Participación- como escenario especial y transitorio, articulado a la Mesa de Diálogos de Paz. Este comité desempeñará un papel fundamental como organismo encargado de diseñar y promover la participación de la sociedad en el proceso de paz.
Este proceso de diálogo convoca a la participación de todos los sectores sociales, sin exclusión alguna, como parte fundamental de la construcción de la democracia y de las transformaciones para la paz. Es una invitación a que la ciudadanía se apropie del ejercicio de la participación planteado dentro de la propia agenda de negociaciones, pero sobre todo debe asumirse como la respuesta a la necesidad histórica de que en nuestra región desarrollemos nuestras propias agendas participativas y de transformación territorial para definir y defender la construcción de la paz, con fundamento en nuestras necesidades, identidades y dinámicas particulares.
Por ello proponemos avanzar en la construcción de una propuesta de agenda territorial para el Cesar que permita recoger acuerdos de las distintas voces presentes en el territorio que vinculen a todos los sectores, en especial a los que sufren una mayor vulnerabilidad a las dinámicas del conflicto armado derivadas del accionar de distintos grupos al margen de la ley, especialmente del ELN, para lograr condiciones más igualitarias y de justicia social para todos, siendo el epicentro de esta atención la ruralidad del departamento del Cesar.
No tendría justificación que el proceso participativo que se plantea como prioritario en la agenda de diálogo con el ELN y que se convierte en clave para la construcción de Paz, no incluya el tejido social y organizativo de base de estos territorios, en especial de quienes han estado más aislados y marginados y que no logran ser escuchados dentro de las conversaciones de paz ni en las regiones ni a nivel nacional.
Consideramos también de toda importancia retomar el seguimiento para una adecuada implementación del acuerdo de paz con las antiguas FARC-EP y que se reactiven de manera adecuada y transparente las distintas instancias de participación creadas en el marco de este acuerdo que sin duda se convierten en garantías para el avance de la Paz Total y la gestión del actual gobierno del cambio.
Nuestro tejido social y organizativo, nuestras luchas y nuestras voces, han tenido que sortear infinitos obstáculos, han tenido que apagarse y renacido, sobre todo dentro de esta imperante situación de conflicto; sin embargo, en los territorios las distintas formas de organización, las juntas de acción comunal, las organizaciones campesinas, las asociaciones de productores, las organizaciones étnicas, las de mujeres rurales, las de jóvenes, las estudiantiles, las ambientalistas y las de víctimas… no han dejado de estar presentes con sus acciones en lo local y en lo regional, estas voces y acciones de participación no pueden ni deben ser omitidas, así como tampoco se puede pretender que, bajo la sombrilla de la representación nacional, se invisibilicen y silencien nuestras propuestas y apuestas territoriales. Por el contrario, estas formas de organización y estas voces demandan ser particularmente atendidas y vinculadas.
Como territorio vital para construir la paz, desde el Cesar, proponemos que en éste y los distintos procesos participativos que se configuren, las agendas que se construyan tengan presente las voces y la clara participación de las regiones, que no se sigan manteniendo centralizados los diseños de la participación con mecanismos homogéneos y tangeneralizados que invisibilizan el valioso aporte que realizan los habitantes diversos del territorio y que le aportan de manera cotidiana y constante a la estructuración de una paz estable y sostenible.
La Corporación Programa de Desarrollo y Paz del Cesar – PDPC, la Corporación Constructores de Paz y Desarrollo Sostenible – CTP, la Asociación Campesina de la Serranía del Perijá Norte – ASOPERIJÁ, la Asociación Mesa Regional Campesina del Perijá – AMRCP, el Colectivo Ceiba de la Memoria – CCM y diversas expresiones organizativas del movimiento juvenil y estudiantil de la Universidad Popular del Cesar – UPC, hemos escuchado y hemos atendido al llamado para la construcción de una Paz Integral y, en esa dirección, como organizaciones de la sociedad civil, nos hemos autoconvocado y configurado como una instancia pluralista, incluyente, diversa y territorial, que contribuya al proceso participativo en la región.
Tras largas y fructíferas deliberaciones, hemos definido que este espacio que hoy presentamos ante ustedes, ante el Comité Nacional de Participación, ante las diferentes instancias del Mecanismo de Monitoreo y Verificación del cese al fuego bilateral y ante las distintas instancias y sectores territoriales y nacionales, se denominará Comisión Regional de la Sociedad Civil por la Paz Integral y, estará enmarcada dentro de los siguientes
lineamientos:
– Apoyar en la región las diferentes iniciativas de Paz que actualmente impulsa el gobierno nacional.
– Aportar a la materialización de la paz territorial, incentivando y promoviendo la participación protagónica de los territorios rurales que, hoy por hoy, están siendo escenarios del conflicto armado, especialmente en donde se registra el accionar de estructuras del ELN, territorios que, valga recordar, han estado desvinculados o excluidos de los distintos espacios de diálogo regional y nacional.
– Apoyar la implementación del Acuerdo de Paz firmado entre el Estado y las antiguas FARC-EP, al igual que los distintos procesos de diálogo y negociación que en lo sucesivo se cristalicen.
– Trascendiendo creativamente la coyuntura actual se procura como apuesta estratégica de largo plazo, la construcción efectiva y real de la Paz.
– Bajo el entendido que la paz se construye en y desde los territorios, será una premisa la incorporación de sus especificidades en la materialización de esta apuesta de Paz Integral.
– Planteamos esta Comisión como un espacio pedagógico, de análisis territorial de las causas del conflicto armado y social, que aporte a la construcción de la paz desde la construcción colaborativa de conocimiento desde y para los territorios.
– La Comisión se concibe como un escenario de potenciación del movimiento social en el Cesar para la defensa del proceso de construcción de paz.
– La Comisión ambientará la participación desde las lógicas territoriales, validando las voces diversas que le apuestan a una paz que va mucho más allá del silenciamiento de los fusiles o del fin de las hostilidades y que define como horizonte deseable en el mediano plazo la vida digna en los territorios.
– Se impulsarán las apuestas de paz integral para lograr su materialización en la formulación de las políticas públicas territoriales y regionales.
– Se constituye como veeduría social para apoyar, en lo que se requiera, el trabajo de los Mecanismos de Monitoreo y Verificación regional de Valledupar y locales de Becerril y Aguachica, que se han definido para el Cesar. Finalmente, y mientras otras organizaciones sociales confluyen a este proceso y lo enriquecen, las organizaciones que preliminarmente componemos esta Comisión movilizaremos todas nuestras capacidades para que los habitantes de los territorios que desconocen que es el postconflicto y muy poco se han beneficiado del postacuerdo, tengan un lugar destacado y de primer orden en los ejercicios de participación que se gestarán.