Redacción: laregional.net
Tristeza y a la vez admiración, es lo que hoy siente el gremio de periodistas de Valledupar. Se apagó la voz y se detuvo la excelsa pluma de un gran periodista, como William Francisco Rosado Rincones, quien a sus 61 años, no logró vencer Covid-19, dejando un vacío tan grande, como el legado que en el periodismo escrito y radial supo construir.
Fue un amanecer oscuro para el periodismo vallenato, aproximadamente a las 3:00 de la madrugada de este 11 de mayo, Rosado Rincones dio su último suspiro, en el frio ambiente de la Unidad de Cuidados Intensivos, donde estuvo por varios días, intentando vencer este enemigo silencio que tanto le ha arrebatado a la humanidad y que ahora se lleva un hombre que además fue escritor, compositor, educador y gran ser humano.
Durante los últimos 15 años integró el equipo del programa de noticias La Tribuna del Cesar, en Radio Guatapurí. En su faceta de escritor, publicó la biografía del cantautor Calixto Ochoa, El mundo de Calixto; y en la actualidad preparaba otra obra denominada ‘Gladiadores del Folclor’.
Era natural del corregimiento de Valencia de Jesús, municipio de Valledupar, tierra que además le sirvió de inspiración por ser cuna del gran Calixto Ochoa. También dejó huellas en la Universidad abierta y a distancia (Unad), donde obtuvo el título de comunicador social en el año 2009, casa de estudios que le dio la oportunidad de ejercer la docencia en la facultad de Comunicación Social.
Su trayectoria profesional también se hizo presente en otros medios de comunicación de la región como: Radio Codazzi, Caracol, Radio Reloj, Radio Valledupar, La Voz del Cañaguate y Cacica Stéreo.
Hoy deja grandes recuerdos entre amigos y familiares. Su don servicial y con una sonrisa siempre dibujada en su rostro, es la imagen que jamás olvidarán quienes se mantuvieron a su lado, como profesionales, como personas y miembro del folclor vallenato, que fue su pasión y motivo de inspiración para redactar sus impecables crónicas.
Desde hace varias semanas, William Rosado venía padeciendo algunos quebrantos de salud a causa del Covid-19, se recuperaba en su residencia, pero luego ameritó su traslado de urgencias a una clínica, donde finalmente falleció, la madrugada de este 11 de mayo.
HABLAN SUS AMIGOS
Aquiles Hernández, quien compartió con William desde su infancia, manifestó entre lágrimas, que su amistad viene desde los estudios de bachillerato en el Inspecam. “A William hay que recordarlo como persona, siempre estaba dispuesto a todo, a ayudar, a colaborar a ser solidario y serio en lo que debía. También se dedicaba a educar y a enseñar sin que nadie le dijera, con sus actos y manera de ser uno aprendía mucho”.
Afirma que el último recuerdo que tiene de su colega, es llegando a la tienda El Bololó, ubicada al lado de Radio Guatapurí, con su mochila, que no soltaba para nada diciendo “cuídense muchachos que esto está malo. A mí no me va a quebrar la pandemia, me va quebrar es Maduro de ver tanta necesidad entre los venezolanos que han llegado a esta tierra”.
Las notas de condolencia han sido interminables a través de las redes sociales, medios de comunicación, entidades públicas, mandatarios, folcloristas y habitantes de su tierra natal.
Sus grandes amigos y colegas lo lloran, su corazón está de luto y su pecho oprimido del dolor que sienten por esta inesperada partida. Tal es el caso del periodista Carlos Cadena, quien afirmó que el amanecer de este 11 de mayo “nos deja el corazón destrozado, partió a la eternidad un hombre extraordinario, un excelente ser humano que reunía la integralidad para ser una excepcional personas, un gran amigo, un gran señor, un colega de una estatura inmensa”.
Por su parte, Edgardo Mendoza, afirmó que amanecieron con el corazón devastado, “y no pudo más amigo de mi alma, tantos años que hoy parecen pocos, tantos momentos siempre felices, falló tu gran corazón, queda el recuerdo en nuestras familias y colegas de periodismo vallenato. Cuánto dolor compadre, imposible olvidarte nunca”.
Mildreth Zapata, también periodista vallenata, afirmó haber conocido a William en la UNAD como profesora en un curso de redacción. “Me nutrí mucho de él, un alma muy joven y con una pluma exitosa para los géneros periodísticos. Formó parte del periódico Vanguardia en Valledupar, donde aportó muchísimo, su pluma era exquisita creador de metáforas impecables y significativas”.
DEDICADO AL FOLCLOR
La Fundación Festival de La Leyenda Vallenata, organización a la que muchos años trabajó como presentador en el festival, lamentó el deceso de William Rosado con el siguiente mensaje: “El periodismo vallenato está de luto por el fallecimiento del periodista, escritor y locutor William Rosado Rincones, quien prestó invaluables servicios al folclor vallenato. Paz en su tumba”.
Rolando Ochoa, hijo del compositor Calixto Ochoa, también expresó su tristeza por la pérdida de este gran hombre que se dedicó a estudiar y exponer la vida de su padre.
“Con profunda tristeza, hemos despedido a este gran amigo, gran baluarte de la radio. William fue un gran amigo, un gran ser humano con un corazón noble; fue un seguidor de la obra musical de mi padre, admiró la historia de Calixto Ochoa y eso lo hizo especial para mí. Que el Señor lo reciba en su santo reino”, dijo.
CLUB BOLOLÓ, SU GRAN ALEGRÍA
El sentido de fraternidad de William era su principal característica de vida, de hecho formó parte del Club Bololó, un espacio creado y visitado por periodistas, justo al lado de la emisora Radio Guatapurí.
Estos espacios también están de luto, de hecho la propietaria de la tienda El Bololó, Amparo Arboleda, no contuvo el llanto al manifestar que durante 30 años mantuvo la amistad con William. “Muy amigo, echador de broma y un gran ser humano. Fue para mí como un hermano y consejero; pedía su tinto cada mañana al salir del noticiero”.
Explicó que el Club Bololó lo creó él, tuvo la capacidad de convocatoria y hasta se aportaba mensualmente para las integraciones. Pero su trabajo le fue consumiendo el tiempo y entregó la responsabilidad a otros colegas que llevan bien el funcionamiento. “De hecho para este fin de año se tenían algunos planes, pero Dios decidió antes de tiempo”.
Destacó que lo más sobresaliente de William era su don humanitario, le preocupaban los migrantes venezolanos, de hecho al principio de la migración llegó a comprar termos de café, para que vendieran el tinto por la ciudad y pudieran satisfacer sus necesidades. Incluso hasta trabajo les llegó a dar en su casa.
“La última vez que hablé con él fue el 27 de abril, el día de mi cumpleaños, pidió que me cuidara, que usara el tapabocas y me lavara las manos siempre”, afirmó entre lágrimas.