El candidato a la presidencia por el Pacto Histórico, Gustavo Petro ha anunciado, en un hecho inédito en la política local y regional, que realizará una multitudinaria manifestación de afrocaribes en el maltratado corregimiento de La Boquilla el próximo 21 de octubre, en un acto lleno de simbologías que testimoniarán su compromiso con los negros y las negras expulsados y relegados del desarrollo en el país.
Lo hará en un territorio donde, patéticamente, se ha consolidado el modelo desigualitario, despojador y elitista en Cartagena. Lo hará de frente a las comunidades segregadas y arrinconadas del norte de la ciudad, a pocos metros, casi sobre los terrenos de baja mar que naturalmente pertenecen al Mar Caribe y a la Ciénaga de la Virgen, pero que han sido indebidamente apropiados por los emporios del turismo para quienes el ecosistema es un mero activo para concentrar ganancias.
En buena hora se manifestará allí, a efectos de que denuncie ante la faz de la nación, como en pleno siglo 21 se sigue persiguiendo a nuestras conciudadanas y conciudadanos negros, en un proceso de sometimiento que nunca ha parado desde las épocas oprobiosas de la esclavización colonial. Que bueno que Petro se manifieste allí para que pruebe ante el país, la manera como las élites locales destruyen una de los patrimonios ambientales más entrañables y vitales de las y los cartageneros, como lo es el ecosistema de la Ciénaga de la Virgen. Para que denuncie que lo hacen a ciencia y paciencia de las autoridades del Estado, rellenando, talando el mangle, contaminando las aguas y despojando a los negros de sus hábitats ancestrales.
Que se conozca en Colombia, como el modelo desigualitario que rige en Cartagena, empodera a los emporios restándole valor ecológico a la Ciénaga de la Virgen, para hacer prevalecer su valoración turística en lo que las élites en su postiza estética neocapitalista denominan “espejo de agua”, sin entender aún que los espejos son materia muerta. La vida esta ausente de los espejos que solo reflejan peregrinas vanidades.
Que bien que Petro venga a dirigirse a Colombia desde La Boquilla, territorio ancestral de negras y negros, para que exponga su postura frente a la ley 2038 de 2020, urdida desde las élites locales para perpetrar el nuevo zarpazo a los territorios con valor estratégico en Cartagena que se encuentran en la franja que va del mar Caribe hasta la ribera de la Virgen, que incluye a La Boquilla, Puerto Rey y demás corregimientos del norte, así como los asentamientos de Olaya y toda la zona suroriental y pobre de la ciudad. Que denuncie Petro, que quiere ser presidente, que las élites locales, con su poder avasallador, viene por todas las tierras de los negros excluidos de Cartagena. Que lo harán como lo hicieron ya en Chambacú, o antes en Bocagrande o en Pekín o en Boquetillo.
En ese trance, Petro debe entender que Cartagena amerita transformar su modelo de desarrollo para superar la miseria y afrontar adecuadamente los retos de la adaptación al cambio climático. Que la solución no es sacar a los negros de sus territorios, sino empoderarlos en su tierra, mejorando sus hábitats, haciendo sostenible la urbanización y restaurando la naturaleza que es la vida que aún vive en la Ciénaga de la Virgen depredada sin compasión. Que eso se hace con ciencia, innovación y tecnología.
Que venga Petro a ayudarnos a las y los cartageneros que nos oponemos radicalmente a que el presupuesto de todos se le entregue al pequeño club creado por la ley 2038 de 2020 para perpetrar el despojo de lo que aún les queda a las negras y a los negras de la ciudad. Para que impida que esa ley, de clara estirpe uribista, pueda realizarse, y para que le brinde un bálsamo de esperanza a nuestros conciudadanos y conciudadanas más necesitados y que hoy están desprotegidos por la desidia de un Estado que es cómplice de los despojadores.
Yo estaré en La Boquilla el 21 de Octubre, para ser testigo y parte del compromiso de Petro con las y los cartageneros.