Petro: política y religión- Por: Carlos Andrés Cárcamo Álvarez

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Gustavo Petro, puede definirse políticamente como un hombre de visión liberal moderna o social progresista que encuentra en el Estado un instrumento para minimizar la brecha social, interviniendo la economía para garantizar una mejor democracia con el aumento del gasto estatal para la prestación de servicios sociales en programas de trabajo, políticas de familia, de vivienda, de salud y educación que permitan las condiciones de la dignidad humana en la persona.

No es comunista, es un Keynesiano. El Estado debe de intervenir para lograr que se cumplan las promesas de libertad, igualdad y justicia social para corregir las fallas del modelo económico neoliberal y evitar que el mercado consolide y perpetúe grandes desigualdades. En eso ha consistido toda su lucha política.

La política no la entiende en el concepto de la relación amigo – enemigo fórmula, de Schmitt, que profundiza los odios anulando así la fórmula de Arendt, como espacio para la libertad, igualdad, pluralidad, universalidad y de no violencia que busca la interacción de los individuos como seres humanos capaces de hablar y actuar conjuntamente para los fines de su bienestar social.

La política en Petro, tiene un sentido Aristotélico, en la necesidad de que el Estado fomente la asociación de los individuos para que vivan juntos dentro de la diferencia y puedan alcanzar la mejor vida posible. Es decir, es el derecho a ser felices que, dicho en términos de Francia Márquez, es el derecho a vivir sabroso.

Para eso el Estado colombiano, debe focalizar su acción en los más humildes que son los pobres del país, actualmente tiene más de 21 millones de personas que viven en la pobreza y 7,4 millones en la pobreza extrema.

Petro en la alcaldía, trabajó contra la pobreza multidimensional reduciéndola en una tercera parte, lo que explica su aceptación en la población bogotana menos favorecida, y de porque sale tan bien en las encuestas que realizan en la ciudad, dejando ver la falacia de los medios privados de comunicación en su afán de engañar a los colombianos.

Según, cuenta él mismo en su libro (Una Vida, Muchas Vidas) autobiográfico la educación que recibió en el colegio San Juan Bautista de la Salle, fue franquista por la influencia del dictador español, quien, a la vez, fue el inspirador de la versión fascista del conservatismo colombiano.

Sin embargo, es ahí, donde aprende a conocer del amor de Dios, por algunos curas católicos, que le enseñaron la teología de la liberación encontrando así su compromiso espiritual con los más pobres.

La teología de la liberación, es una corriente dentro de la misma iglesia católica que se aparta de toda la doctrina conservadora y de poder que ha dominado al Vaticano, y promueve desde lo espiritual del amor a Dios, acciones concretas a favor de los cambios sociales.

De acuerdo, con lo que piensa Malik Tahar Chaouch, investigador en temas de política y religión, la teología de la liberación, para las altas jerarquías eclesiásticas es una “desviación ideológica” de la doctrina social católica. Sus reflexiones intelectuales se observaban con recelo porque promovían acciones colectivas para romper las estructuras dominantes que someten al pueblo a padecer las injusticias sociales. Desde esta perspectiva, los pobres concientizados y a la vez inspirados por su fe eran actores de su propia liberación movidos por la idea progresista de un cambio social que forjara un mejor bienestar para ellos.

Esta influencia anido sin duda en el corazón de Petro, motivo de conciencia para construir todo un pensamiento político y de creencia religiosa sustentada en la ayuda incansable hacia los más necesitados y pobres de Colombia. Y la bisagra que une la política con la religión, aquí, es Santo Tomas de Aquino: el gobernante para servir a Dios, debe actuar por el bien común de todos los gobernados que, desde la enseñanza cristiana de Jesús, son especialmente los pobres. En fin, axiológicamente la díada de política y religión en Petro se reduce solo a servir en general a todos y en particular al pobre.

 

 

 


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