Estos dos contaminantes multiusos usados universalmente, son el caldo para desarrollar esta columna escrita por un ciudadano que le preocupa el ambiente, el impacto que da la entrada a nuestra capital Guajira, bolsas plásticas en los alambres, cantidades de icopor por decir un ejemplo y no solo es Riohacha la entrada de todas las ciudades y hasta de los corregimientos están erigidas en basureros o montañas de plásticos y de icopor. Y es que de la cadena de contaminantes ambientales y visuales estos llevan la bandera, se volvieron necesariamente cotidianos, remplazaron la talega, el saco de fique, la caja de cartón, la bolsita de papel, la tula de tela, la bolsa de algodón, el papel de la bolsa de azúcar el papel periódico y al cómodo canasto.
En cuanto al icopor, es un material llamado poliestireno expandido, que se compone de aire y partículas de petróleo, eslabón de la cadena de porosos y ha tenido asilo en materiales para la comida, la jardinería, la construcción, la agricultura, etc., pero al igual que el plástico sus efectos dañinos sobre el ambiente son inmensurables. Un estudio de la Universidad de Manizales arrojó que en Colombia un 15% del total de los desechos sólidos por año corresponden a los plásticos y sus derivados entre los que está el llamado icopor. Este contaminante afecta las salud de los humanos, su componente el monómero estireno es cancerígeno en animales y humano, sustancia que recibimos cuando consumimos alimentos empacados en este material. Además, las dioxinas presentes en el icopor son tan tóxicas que afectan el sistema reproductor y desarrollo, al sistema inmunitario e interfiere con el sistema hormonal del ser vivo.
Además, está demostrado que su producción genera mucha contaminación por su componente de petróleo y es altamente contaminante cuando se calienta y quema creando grandes cantidades de líquidos y desechos tóxicos. De hecho, la industria del icopor a nivel mundial es la segunda que más produce gases invernadero, Y como si fuese poco es un material cero (0)% biodegradable o sea que nunca es descompueste por el ambiente, cuando llega a las calles, ríos mares, reservas naturales, patios, quedará a allí para siempre. Y súmele que es muy pobremente reciclable y no es negocio para los que bien del rebusque porque pesa muy poco y ocupa mucho espacio y su cadena de valor para su recuperación es muy insípida en Colombia.
Así las cosas, de las 30.000 toneladas de icopor producidas cada año en Colombia, estamos condenados a convivir con ellas, actualmente no existen planes de prohibir su uso, ni regulaciones que limiten la producción o el uso de ese material. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos? Cortar el círculo. Lo ideal es no usar desechables para nuestras comidas y bebidas. Por ejemplo, podríamos tener un termo para líquidos calientes y pedir en las cafeterías que nos sirvan ahí el café, en lugar de que nos den vasos de un solo uso. También es buena idea llevar nuestra comida en envases no desechables reutilizables(portacomidas). Y si es estrictamente necesario usar desechables, es preferible el cartón que el icopor. Al menos, el papel no es un material que nos sirve por cinco minutos y nos estorba por toda la eternidad.
En cuanto al plástico, a pesar de las campañas mundiales en su contra estos residuos se han vuelto en los últimos año los más abundantes en todo el mundo y los más peligrosos. Se trata de un material que apareció en la década de los años 50 como un gran descubrimiento. De hecho, se instaló en nuestras vidas para siempre y es el gran protagonista de todo lo que hacemos. Su impacto ambiental es muy agresivo por diferentes motivos, especialmente por su lenta degradabilidad y por la composición química que presentan. El daño que hacen a las especies de todo el planeta, especialmente a las marinas es cuantioso y el impacto visual que generan allá donde se acumulan, las famosas montañas o arrecifes terrestre de plástico son horribles.
Nos aterra cuando nos hablan de la invasión de extraterrestre, pero en verdad no están invadiendo el plástico y el icopor: Una bolsa de plástico tarda en degradarse 150 años, y una botella plástica más de 1.000 años, superando la vida de un Tiburón de Groenlandia y una almeja que alcanzan los 400 años de vida. Para ubicar al lector, puedo decirle que al año se producen unas 100 millones de toneladas de material plástico, de estas 13 acaban en los océanos. Cuando un envase, bolsa o botella de plástico cae al suelo, rápidamente se produce la liberación de sustancias tóxicas que van a dañar sus propiedades. Y no solo eso, lo más probable es que se acaben filtrando por el subsuelo, afectando así a las aguas subterráneas y nutrientes del suelo. Como consecuencia todas las especies que se alimenten de ese agua o de las plantas que crecen en él, acabarán dañadas. Y, por si fuera poco, cuando el plástico entra en contacto con el agua se liberan compuestos altamente contaminantes y peligrosos como el bisfenol A, lo cual acaba con la vida de muchas especies marinas.
Si hablamos sobre cómo influye el plástico en el medioambiente, y en concreto en el aire, tenemos que diferenciar entre su fabricación y su quemado. Son las dos grandes fuentes de contaminación en este medio. Tanto en un caso como en el otro, se liberan toxinas bastante perjudiciales para nuestro entorno y nuestra salud generando problemas cutáneos al ser absorbidos por la piel, contaminación de la alimentación al traspasar sus componentes químicos a los alimentos.