Por la verdadera memoria del alcalde de Tenerife, Freddy Ramos- Por: Álvaro Cotes Córdoba

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Recuerdo como si fuera hoy mismo, cuando mi colega y amigo Freddy Ramos, el periodista y el alcalde elegido por el pueblo de Tenerife – Magdalena, me hablaba con orgullo que su municipio era el único en no tener un solo caso de Covid. Y era cierto: Hasta ese día, inicios de julio, el único municipio sin un solo caso de Covid 19 en el Magdalena era Tenerife.

Yo le pregunté a qué se debía y él ni corto ni perezoso y muy orgulloso me contestó que era por las medidas que se habían tomado desde un principio: cerrar las entradas de Tenerife. Esto último me lo corroboraría después otro colega a quien Freddy invitó a pasarse unos días en la localidad, pues me contó que cuando llegó a la entrada de la cabecera municipal, se encontró que estaba cerrada y solamente con la presencia del alcalde lo dejaron pasar, no sin antes practicarles las medidas de bioseguridad respectivas: registro de la temperatura, lavado de manos, desinfección del vehículo y con tapabocas todo el tiempo.

Creo que hasta mediado de octubre de ese año 2020, el virus todavía no había logrado entrar a Tenerife y ello se debía en gran parte a su alcalde Freddy Ramos, quien desde el comienzo de la pandemia se preocupó por cuidar y evitar que el virus afectara las vidas de sus conciudadanos.

Sin embargo, y como todo el mundo lo sabe, el colega y amigo Freddy Ramos, a pesar de su diligencia por evitar que sus habitantes se contagiaran, él cayó víctima del virus mortal a comienzo de diciembre y falleció lamentablemente.

No sé si será una parábola o una contradicción o una enseñanza de la vida, pero comparando todo lo que se preocupó Freddy Ramos por su pueblo durante su primer año de mandato en medio de esta maldita pandemia que todavía no termina, con lo que hoy se está viviendo en su pueblo como consecuencia de dos campañas políticas con fiestas Covid y aglomeraciones desbocadas para reemplazarlo, me duele en el alma decirlo, pero con esos comportamientos indebidos no solamente se está echando a tierra la buena acción del burgomaestre caído, sino que también se está demostrando a todo el mundo que con cualquiera de esos dos aspirantes que quede alcalde, el municipio no tendrá una misericordia mejor.

No obstante, el pueblo todavía tiene la oportunidad de decidir su futuro: Si vuelve a escoger a uno que se preocupe por ellos como en verdad lo hizo Freddy Ramos o elige a uno de las dos campañas en referencia, cuyos aspirantes han demostrado no importarles un bledo sus vidas. Dios siempre da una última oportunidad.

 

 

 


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