POSTULACION DE PETRO AL NOBEL DE PAZ- Por Felipe A. Priast

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Sobre la postulación de Petro al Nobel de Paz por un diputado noruego, yo no me haría muchas ilusiones, aunque supongo que es un honor después de todo. Mas que nada es un gesto, pero, más allá del gesto, encierra una verdad indisputable: la globalización de Petro.
Aquí lo interesante es que a Petro no lo están nominando por el proceso de paz en Colombia, lo están nominando por ser una voz que inspira pacifismo en el mundo, y eso ya está a otro nivel distinto del Nobel de Santos, por ejemplo.

Ese Nobel de Santos estaba cantado para cualquiera que llevara a cabo un proceso de paz en Colombia, pues se trataba de un conflicto longevo que tenía mucho eco en Europa. El que hiciera la paz con las FARC, fuera el el que fuera, se lo iba a ganar seguro. El de Petro es otra vaina, y su candidatura creo que se le ha ganado en foros internacionales, no tanto hablando de paz entre los hombres, sino de paz para con la naturaleza. Y por su posición con respecto a las guerras en Gaza y Ucrania.

Los críticos de Petro se desgastan en Colombia hablando de su hijo y de su mujer, pero la verdad es que Petro tiene un discurso global de primera como nadie en Colombia jamás antes ha proyectado sobre el resto del mundo, y es un discurso que habla de paz y protección del medio ambiente, ¡EXACTAMENTE LO QUE NECESITA EL MUNDO EN ESTOS MOMENTOS!

Gustavo Petro, gústeles o no a sus críticos inmisericordes en Colombia, es un ESTADISTA DE TALLA GLOBAL, una rareza en la política colombiana.

Señores contradictores de Petro: a un líder global no se le ataca con las cagadas de su hijo, o las cuentas de masajes de su mujer, eso no le hace a él ni cosquillas en el gran concierto global. Ahí tienen ustedes a Biden, con un hijo también imputado por sus cagadas. Esa noticia acá no tiene la misma difusión que la cagada de Nicolás Petro allá, porque Biden están en un circuito de grandes eventos en donde ese evento es algo menor.
Igual con Petro. Petro se mueve en un circuito de grandes eventos en donde lo que se gaste la mujer en masajes, o si el hijo le recibió plata al “Hombre Marlboro” o no, son detalles menores.

Petro tiene que seguir por lo alto para que sus opositores en Colombia no lo puedan tocar ni con una vara de 10 metros. Que salten, que pataleen, que griten, que se rehusen a conciliar como el imbecil de Pastrana. Mientras esa lámina gruesa de estadista global exista entre él y los políticos corruptos y medio-huevos de Colombia, nada le va a pasar, ni va a haber golpe blando o duro que lo tumbe.

Revuélquense, pataleen, lloren a grito herido, opositores de Petro, que nada de eso lo va a tocar. Petro es un individuo único en la historia de la política colombiana. Es el único colombiano que yo conozco, además de García Márquez, que tiene un cuento vernáculo que vende muy bien afuera.
Y lo suyo no es realismo mágico, es un portafolio de verdades sin disputa.

Para hacer una comparación musical, en el universo colombiano de músicos de pacotilla como Marbelle y Billy Pontoni, Gustavo Petro es un “Julio Iglesias”. Te podrá gustar o no Julio, pero sus discos venden en todo el mundo.
A Marbelle ya nadie la contrata ni para animar una tómbola de pueblo.
Los políticos colombianos son “marbelles”, no van para ninguna parte, no los oye ni los tiene en cuenta nadie por fuera de nuestros linderos agrestes.

P.D: Por cierto, tal como lo comenté en su momento, el alquiler de la casa en Davos de a millón de dólares, tuvo un retorno de inversión de $256 millones en prospectos de inversión para Colombia.

 


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