Presidente Duque: a cambiar la estrategia con Venezuela- Por: Luis Eduardo Celis. Columnista Pares.

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Hemos vivido el fracaso de una política frente a la crisis de Venezuela y el impulsor mayor, el presidente Trump, va de salida y llegará la administración del presidente Joe Biden a partir de enero. Esperemos que haga cambios en esa fracasada política de ‘cerco diplomático’ acompañada de veladas o abiertas amenazas de intervención militar. En esa fracasada política se embarcó el presidente Iván Duque, grave error que paga toda Colombia y de manera dramática los habitantes de frontera.

No podemos persistir en una política que nada bueno ha traído ni a Venezuela ni a Colombia. Luego de varios años de aplicarla todo va a peor y es tiempo de pensar en cómo rectificar en el marco de una crisis profunda en Venezuela. Esta es una tarea de la sociedad venezolana: resolver de manera autónoma y recurriendo a la comunidad internacional para que apoye a solicitud de gobierno y opositores si lo consideran pertinente.

En Colombia hay unas simplificaciones de la crisis venezolana; no se entiende lo que allí ocurre y mucho menos hay una acción que tenga distancia y respeto por los asuntos internos de Venezuela y se preocupe por nuestros intereses, que son muchos con el país que habíamos mantenido una relación de primer orden, en correspondencia con una historia compartida y unos temas dados por una vecindad de más de dos mil kilómetros y una presencia de cerca de cuatro millones de colombianos y colombianas en territorio venezolano y que han llegado en varias oleadas buscándose la vida o buscando salvar la vida. Ahora en esta crisis hay cerca de dos millones de venezolanos en Colombia.

En 2008, empresarios colombianos vendían a Venezuela más de cinco mil millones de dólares; hoy ese comercio se ha perdido. Es una pésima noticia, y por supuesto que hay explicaciones en la crisis en Venezuela pero igualmente ha ayudado en esta pérdida la hostilidad promovida desde Bogotá. Nosotros podríamos recuperar parte de este comercio si cambiáramos de estrategia y utilizáramos mecanismos de diálogo y concertación que fueran favorables para los agentes económicos colombianos, pero no, los gobiernos han persistido en meterse a hostilizar a Caracas sin ningún resultado positivo.

Lo que nos conviene es una relación de buen vecino no de vecino entrometido y hostil, como ahora se percibe desde el Gobierno venezolano a este y los anteriores gobiernos colombianos, donde el mejor desempeño lo ha tenido el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que al llegar al gobierno se propuso de manera lúcida y efectiva restablecer las relaciones con el Presidente Chávez y eso se dio de manera ágil y fue productiva hasta que volvimos al camino de entrometernos en los asuntos venezolanos, con los pésimos resultados que tenemos hoy.

Ahora estamos en medio de una crisis de migrantes venezolanos que salen buscando alternativas en medio de una Venezuela donde la economía pasa por su peor desempeño y hay visos de crisis humanitaria; escaseando los alimentos, los medicamentos y en medio de la pandemia hay voces de alarma ante una situación que puede empeorar.

A lo anterior, sumémosle que ha crecido la criminalidad organizada y que el conflicto armado colombiano ha extendido desde hace cuatro décadas su presencia en Venezuela y que ahora tenemos un ELN que se viene fortaleciendo en medio de la crisis Venezolana y que cada vez ha cobrado más fuerza la tesis de que esta organización hoy es binacional, que cuenta con esa importante retaguardia y que la solución negociada pasará por pensar esta situación: es una organización con raíces en Colombia y en Venezuela.

La crisis de Venezuela es enorme. Es una sociedad profundamente dividida y donde el sistema político no ha podido tramitar de manera democrática las controversias propias de la disputa política, tanto gobierno como opositores han tomado atajos nada democráticos y la desconfianza es mutua y profunda. La solución de la crisis solo vendrá de una concertación interna, donde por supuesto la comunidad internacional puede apoyar si los actores Venezolanos lo solicitan y allí Colombia podría jugar un papel positivo, pero esa política de quítate tú para ponerme yo, no resolverá nada.

La crisis en Venezuela requiere mucho diálogo y concertaciones internas, recuperar la confianza perdida en el sistema electoral, en las libertades ciudadanas, en la libertad de prensa, en las políticas nefastas de bloquear a Venezuela, en atender la crisis humanitaria que es real y crece.

El presidente Iván Duque debe escuchar a los gobernadores de frontera, buscar un camino para que la frontera funcione, para que se asuma el enorme desafío que han planteado los ilegales que hoy controlan partes de este extenso territorio, con la complacencia o complicidad de autoridades de los dos países, una situación profundamente delicada que va aparejada de graves violaciones a los derechos humanos de los habitantes de frontera o quienes la transitan.

Este fin de semana hay elecciones en Venezuela para el Congreso y todo indica que será un nuevo capítulo de una crisis vigente, al respecto hay un informe presentado por la Fundación Paz y Reconciliación: “Las elecciones del 6D en Venezuela y su impacto en la frontera”, que amerita ser leído y discutido por quienes tienen responsabilidades de gobierno, de control político y quienes participamos del debate público sobre este tema central para Colombia.

Hay una crisis profunda en Venezuela y la política del presidente Iván Duque de participar del nefasto ‘cerco diplomático’, debe ser superada y de manera urgente. El tiempo apremia.

 


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