El 22 marzo llega la primavera según nuestra ilusión tropical. 14 días antes, celebramos el Día de la mujer, lo cual indica que las flores llegan primero que la primavera. Desde muchos siglos atrás, ellas han tenido menos posibilidades en casi todos los campos del saber, pero siempre han mandado. Esa es su lógica, su suerte y su escondido desquite, ante la sociedad machista donde se criaron. Hoy los tiempos cambiaron, muestran su talento, su gracia y su inteligencia en cada instante. Es tanta su fuerza e importancia, que antes decíamos que detrás de un gran hombre había una gran mujer, hoy comprobamos de detrás de las mujeres los hombre ni siquiera sombra somos.
Alguien sabe algo sobre Alvarito el esposo de Martha Lucia Ramírez la precandidata presidencial y ex ministra de defensa? O del esposo de las alcaldesas de La Jagua de Ibirico y Chiriguaná? Para poner tres ejemplos. Del esposo de la candidata del Centro democrático, solo sabemos su apellido: Rincón y ese solo detalle inicia su desconocimiento, pero no ha salido a protestar por vivir conforme a su apellido.
En el periodismo de Valledupar, donde nos desenvolvemos, las mujeres se volvieron prehistoria. Toda su inteligencia, sagacidad, clase, independencia, libertad y carácter para dejar huellas, -con raras excepciones-, quedaron absorbidas por la burocracia en cómodos sillones a esperar pensión, dejando su gran capacidad a la sombra del recuerdo.
Las que fueron pasan a ser memoria, no doy nombres para no olvidar a ninguna, pues olvidar mujeres no está en mi pensamiento, a sabiendas que a esos seres extraordinarios debo mis mejores momentos. Y los que faltan. Entre sus sonrisas, sus gestos, sus complicidades y tengo de aceptarlo, entre sus faldas, esta cada segundo de mi respiración.
Una discusión nacional entre las escritoras nuestras, la defendió una docena de intelectuales al final del año pasado, cuando invitaron a diez escritores jóvenes a Europa y no incluyeron a ninguna mujer. Y pensar que quien hizo la escogencia es mujer. Siempre confirmo que no hay quien hable peor de las mujeres, que ellas mismas, fieras entre fieras, es su naturaleza compleja que aún sigue en estudio.
Desde que ellas escogieron el trabajo de hombres, la cosa cambió. Y no me refiero a profesiones tradicionales, médicos, abogadas, científicas, ingenieras, químicas y capitanas de avión. Ejército y Policía tienen entre sus mandos a patrulleras y generalas. Ni para que hablar que las hay boxeadoras, karatecas, ciclistas, y futbolistas.
En la moda nos desbancaron de nuestras botas y pantalones, la forma corta de llevar los cabellos y llenaron nuestros bares. Asustados una inmensa cantidad de hombres decidieron entonces dejarse crecer el pelo, usar aretes, pintarse las uñas, usar faldas y llenar los gimnasios para parecerse cada día más a ellas.
Desde entonces las cantinas se llenaron de mujeres y los salones de belleza de hombres. Ni la industria lo calculó, las cuchillas de afeitar barbas ahora son en 95% adquiridas por las féminas para retirar vellos de otras partes. Las barberías se llenaron de mujeres y los salones llamados unisex de varones, si es que los son.
Hoy es tan difícil distinguir una de otro, que el sexto sentido debemos explorarlo los que aún tenemos de hombre, de varones, incluso de machos cuasi-extintos, porque un tigre de bigotes y músculos, resulta que no es más que una alegre gatita en busca de garaje.
El lunes 12, después de elecciones, los congresistas del Cesar, con altas posibilidad de elegirse, no celebrarán entre amigos, si no que dependen de una mujer audaz y política que con todos los cajones llenos, tuvo más cojones que los varoncitos vestidos de tigre, pero con risitas de gatitas olorosas. No perdamos la fe, algo puede cambiar, al menos en política, si no tenemos concejalas ni diputadas, menos tendremos senadoras Cesarienses en nuestra en la jornada actual. Cositas reales que duelen.
La poesía que siempre tiende a ser amorosa, a pesar de variantes sentimientos desde siempre, también ha puesto su cuota excluyente, e incluyente al tiempo, para el caso de las queridas féminas. María, el nombre de mayor repetición en nuestra cultura, también tiene sus adeptos. Jhon Bertjeman hizo un famoso poema a con el título “El señor Ebenezer Elliott agasaja a sus huéspedes capitalinos” donde la mujer es ignorada o protagonista. Traigo a colación solo para recordar sus luchas mujeres del Cesar, que tanto merecen.
Ya todo cambió, menos mal. Ha aquí el poema de Bertjeman:
Vete, Mary a la casa de campo/ y barre bien el suelo y la madera/ y enciende la chimenea y limpia el barniz de las hermosas puertas/ porque allá irán los señores londinenses, después de citar sus conferencias/ a fumarse una pipa con Jonathan y a probar nuestra cerveza casera.
Vete y corta las dalias, que los huéspedes admiren el matiz de sus colores/ ¡pero cuida que no tengan ni un pétalo marchito, la flor que escojan! / Y poda las rosas con la navaja de papá/ que las endebles malvarrosas se asomen por la ventana rota/ Yo te alcanzaré allí en una hora/no dejes que se me olvide llevar la flauta y la lupa/ las pipas y las cervezas, la música que compuso Jonathan a la felicidad del niño deleitará a los huéspedes, que sabrán reconocer, que bella eres!
En la Casa de campo de María, el próximo lunes, este poema puede hacerse efectivo, pero seguramente no lo leerá ella, porque el mundo cambió. Ahora y desde siempre y posiblemente para siempre, es María quien manda. Santo Cielo!! Santa María, llena eres de gracias, nosotros pecadores…