En Colombia, francamente, ya no hay ni que leer. Nadie sabe hacer un análisis de nada que suceda por fuera de nuestras fronteras, y todo el periodismo se reduce al destape de escándalos de corrupción y reportajes sobre los ataques entre los distintos actores políticos, eso es todo. Y para rematar ese espectro periodístico deprimente, cuando analizan algo, siempre es con mala leche o viéndolo bajo la lupa de lo que le conviene al medio que lo publica.
Hace pocos días la revista “Cambio” publicó una nota sobre “la obsesión de Petro por los Nazis”, como para tratar de burlarse de él, para presentarlo como alguien que no sabe de lo que está hablando.
Ayer, Europa le respondió a Coronell y a su trópita taimada de Cambio, mostrando que Petro no está obsesionado con los Nazis, que en realidad en Europa y en el mundo hay Nazis, y que los momentos históricos entre el ascenso de los Nazis originales, y lo que sucede hoy, si son comparables.
Y los de “Semana” están como locos por la victoria de ayer de la extrema derecha en Europa, porque proyectan esa victoria como si se tratara de una victoria propia, una victoria del uribismo, para que me entiendan. ¡Qué ridículos! Las razones por las que la derecha ganó en Europa no tienen nada que ver con esos gañanes corruptos del uribismo, ¡pero nada!, así que esa histeria noticiosa de Semana no es otra cosa más que mala prensa, como de costumbre.
En vista de semejante ausencia de objetividad, he decidido explicar qué fue lo que pasó ayer en Europa, y cuáles serán sus efectos inmediatos en ese continente y el resto del mundo.
Para empezar, hay que decir que la alianza de centro-derecha encabezada por Úrsula von der Layen se mantiene en el poder, y lo más probable es que la vieja salga reelegida para otro periodo presidencial, así que, en ese sentido, no pasó mucho. El reajuste real sucedió en los extremos, en donde la derecha y la extrema derecha avanzaron en detrimento de los partidos de centro-izquierda e izquierda por razones que hay que analizar.
El tema de la inmigración ha sido vital en estas elecciones, lo que quiere decir que Europa ya se mamó de esa “invasión” de africanos y gente del Medio Oriente, lo cual es entendible, francamente. Algo similar sucede acá, en los Estados Unidos, con la llegada masiva de inmigrantes de todas partes a los que Biden también les acaba de cerrar la puerta. Ningún país del mundo, dadas las condiciones económicas actuales y las preocupaciones con la reorganización de la mezcla racial en los países desarrollados, va a aceptar esas “invasiones” de aquí en adelante.
Hay quienes, como Petro, argumentan que la inmigración se debe al cambio climático y a que dicho cambio ha causado pobreza en los países del llamado “sur global” provocando una migración masiva hacia el norte, pero yo creo que las razones son otras y tienen que ver más con la mala política de nuestros países y de una mala distribución de la riqueza en estos países. Si en Colombia, por poner un ejemplo, existieran buenos políticos y no idiotas como los del uribismo, un partido de degenerados corruptos, y si la riqueza estuviera mejor repartida, los colombianos no se tendrían que ir de Colombia en grandes números como ahora (mil personas salen cada día de Colombia en busca de oportunidades en otros países).
Y desde mi punto de vista, otros dos factores han contribuido al avance de la derecha en Europa: primero, el pobre estado de la economía debido a la inflación que vino después de la pandemia; segundo, la guerra en Ucrania.
En Francia, Alemania, Austria e Italia sucedió lo mismo que sucedió en Alemania después de la crisis financiera de 1929. En las elecciones de 1928, para los que no saben esto, los Nazis obtuvieron 2.6% de los escaños del Reichstag, pero en 1930, el primer año después de la crisis económica derivada de la caída de la bolsa de Nueva York en 1929, los Nazis dieron un brinco enorme en esas elecciones llegando al 18% de los votos. Esa masa de desempleados y gente que no veía futuro rápidamente se dejó seducir por Hitler, y ya ustedes saben lo que pasó después.
Pues bien, lo mismo está sucediendo ahora -y Petro está en lo correcto al hacer esa comparación-, con la diferencia que los malos ahora no son los judíos sino los inmigrantes. Los dos países con más flujo de inmigrantes en el continente, Francia y Alemania, son los que peor han respondido en las urnas, y esta es la razón. Tan pronto la situación económica aprieta, se buscan culpables y los responsables siempre son los inmigrantes, “quienes vienen a quitarle el trabajo a los oriundos del país”. Eso siempre pasa, en todas partes.
En Francia, el partido de Marine Le Pen, combinado con el de su sobrina, quien también tiene un partido de derecha, sacaron entre las dos casi el 40% de los votos, lo que de inmediato hizo que Macron disolviera el parlamento y convocara a nuevas elecciones, pues, políticamente hablando, su movimiento de centro se derrumbó. Le Pen lo dobló en votos, y toda la extrema derecha combinada, casi que lo triplicó.
¿Por qué le fue tan mal a Macron?
La situación económica en Francia, el apoyó irrestricto a Israel en un país con una enorme población musulmana, y su posición belicista en la Guerra de Ucrania yo creo que le pasaron factura. Esa retórica belicista en donde Macron estuvo amenazando durante meses que Francia iba a enviar tropas a Ucrania para combatir a los rusos resultó fatal, pues nadie en Europa quiere ir a hacerse matar en las planicies de Ucrania para defender a un país de nazis corruptos como ese. Le Pen, quien tiene una posición más suave con Putin y Rusia, ha resultado la gran ganadora, y eso me dice a mí que su posición conciliadora hacia Rusia la ha ayudado en esta gran victoria.
Algo parecido sucedió en Alemania, en especial en Alemania del Este, en donde la extrema derecha barrió. “Alternativa por Alemania”, el partido anti-inmigrante y de extrema derecha, sacó más del 16% de los votos, un récord en un país con un pasado trágico en relación al fascismo y la extrema derecha.
Pero la “pobre” economía de Alemania del Este, esa conformada por los Estados que antes conformaron la República Democrática Alemana durante los años de la Cortina de Hierro, no siente esa animosidad hacia los rusos de sus compatriotas del Alemania Occidental, y, ciertamente, se han visto más afectados por los altos precios de los combustibles, que ahora vienen, no de Rusia a buen precio, sino de Noruega o Escocia a un precio más alto.
La economía alemana está en recesión, y los resultados de ayer son un reflejo de esa recesión. Tal cual sucedió en 1930, los votantes se hicieron del lado de la extrema derecha en masa para que esta los ayude a salir de sus problemas, y es de esperar que, si Alemania no cambia su rumbo, la extrema derecha va a seguir avanzando.
Peor aún en Austria, en donde la extrema derecha ganó. Un partido fundado por un Nazi de la era de Hitler, el “PFÖ”, ganó las elecciones, algo increíble.
Y en países como los Países Bajos y Bélgica, la extrema derecha también tuvo grandes avances.
Y de Italia mejor no hablemos, pues allí ya la Meloni, una fascista abierta, había triunfado.
La única rareza del día fue Hungría, en donde el partido de Orban perdió dos escaños europeos.
Con mi “background” en historia yo puedo ver con cierta claridad lo que está pasando en Europa. Esos países en donde la extrema derecha triunfó son los mismos países con un profundo pasado fascista que se remonta a los 1930s: Alemania, Francia, Italia, Hungría, Países Bajos, Bélgica…Ese es el corazón del fascismo, esa fue la alianza fascista que invadió a la Unión Soviética en 1941. Poca gente sabe esto pero, cuando los nazis invadieron Rusia en 1941, no se trató solo de una campaña llevada a cabo por los alemanes, sino que toda la Europa fascista participó, hasta España, que no era beligerante pero que, sin embargo, envió a su famosa “División Azul” al frente ruso. Ahí estuvieron las divisiones “Carlomagno” compuesta por voluntarios franceses, y la “Walloon Legion” conformada por Holandeses y belgas.
Y de los Italianos y los húngaros ni hablemos, pues ambos enviaron ejércitos completos a Rusia.
Y Austria…Austria era el corazón del nazismo más recalcitrante, pues Hitler era austriaco.
El fascismo en Europa nunca murió, eso es perfectamente evidente para mí y siempre lo he sabido, porque el fascismo es un instinto, y ese instinto de superioridad racial que sobrevive entre los europeos nunca ha muerto, aún subsiste. No es sino que aprieten un poco las castañas para que ese instinto de inmediato emerja, eso es inevitable con los europeos, siempre será así.
Sin embargo, yo veo un aspecto positivo en este descenso hacia la derecha del centro de gravedad de la política europea, y es el de su actitud hacia la guerra en Ucrania. Creo que con estos resultados de ayer las condiciones están dadas para una pronta conclusión de ese conflicto, pues nadie en Europa quiere meterle un euro más a Ucrania. Europa se ha dado cuenta que esa alianza con los Estados Unidos en esa guerra no va para ninguna parte que los favorezca a ellos, y que lo mejor es transar con los rusos por las buenas. Por lo tanto, veo a Macron y a Schölz dando un giro drástico en cuanto a sus posiciones actuales con respecto a ese conflicto.
Y también perdió Petro, pues sus amigos “verdes” de Europa han sido los grandes derrotados. El partido más vapuleado en las elecciones de ayer en Europa fue la congregación de los verdes, que perdieron como 18 escaños.
El mensaje es claro: cuando la economía aprieta, las energías verdes son un lujo, y de inmediato todo el mundo mira a las energía baratas y dice “¿por qué no volver a quemar carbón, si es más barato?”.
Estos resultados son preocupantes, pues creo que son contagiosos y que algo similar va a suceder acá, en los Estados Unidos, con Trump.
La inmigración va a ser el tema central y ahí gana Trump sobrado.
Y en Latinoamérica van a haber países que van a imitar este giro europeo a la derecha, cuando acá no están dadas ningunas de las condiciones que prevalecen en Europa y que suscitaron ere giro.
Con Petrico vamos bien, hay que seguir por aquí, pienso yo. Si los europeos quieren desempolvar las cruces gamadas de sus abuelos y bisabuelos, ¡déjenlos!, eso es su problema. Nosotros no tenemos porque imitar comportamientos que no tienen que ver con nuestros problemas.
Yo diría que los problemas acá, en Latinoamérica, son precisamente causados por esa derecha superflua, porque en un continente pobre como Latinoamérica la existencia de esos partidos es algo superfluo, innecesario.
La única razón de existir de la derecha en Colombia es, (1) mantener el dominio de las élites; (2) acaparar la riqueza, y para combatir ambos elementos lo que se necesita es una Izquierda unida, no salir a imitar europeos.
En otras palabras, quitarle a los ricos para darle a los pobres, para intentar arreglar este mierdero y que la gente no tenga que irse de nuestros países a sitios en donde, cada vez más, los esperan nazis con deseos de meterles una muenda con una cadena en un callejón frío y oscuro de una ciudad europea.
Ese día viene, no se equivoquen. Ya puedo ver a pandillas de nazis por todo el continente europeo, con cruces gamadas tatuadas en el pecho, buscando africanos, árabes y latinos para meterles una muenda por ser más oscuros que ellos.
En otras palabras, y como bien lo ha dicho Petro, 1933 all over again…