A la grave crisis que vive Colombia producto de todos los problemas internos que afronta el país, ahora tenemos que agregarle, uno nuevo, el coletazo de la llegada de miles de colombianos que vivían en Venezuela y retornaron al país en busca de nuevas oportunidades y huyendo de la calamitosa situación que se vive en allá.
Los mal llamados “venecos”, que muchos de ellos no tienen la nacionalidad venezolana, son aquellos colombianos que durante años emigraron hacia ese país en busca de la bonanza del Bolívar (Divisa) que para la época, al cambio con el peso colombiano se llegó a pagar en las casas de cambio fronterizos a un valor de 18 pesos por Bolívar venezolano.
Ahora, con los problemas internos que vive Venezuela producto del cambio de modelo político, muchas familias abandonaron ese país atraídos por las ofertas hechas por los enemigos del gobierno venezolano, la intensión era desestabilizar a Venezuela pagándole a los extranjeros para que emigraran a sus países de origen, supuestamente huyendo del régimen de la República Bolivariana. En su momento quisieron hacerles un mal a los vecinos y ahora allá está de moda la frase célebre de los copeyanos (Partido Político}, “Venezuela es para los venezolano”.
En el caso concreto de la región Caribe, la situación es grave y alarmante, así las autoridades policivas, administrativas y legislativas, afirmen que todo está controlado en sus respectivas jurisdicciones. ¡Nadie le quiere poner ese cascabel al gato!…
La situación es preocupante porque el nivel académico, cultural y de legalidad de estas personas no les permite la participación para el crecimiento económico del país, e insertarse al mercado laboral, más bien los mantiene deambulando por las calles, unos dedicados al atraco callejero, fleteo, secuestro y sicariato.
Según las estadísticas de las autoridades en Colombia se han presentado 32 asesinatos, seis secuestros y una infinidad de atracos cometidos por ciudadanos de origen venezolano.
Otro de los agravantes que se vienen presentando es la proliferación de vendedores ambulante, limpia vidrios y hombres y mujeres que piden dinero en los semáforos con sus pequeños niños en los brazos, convirtiéndose en una explotación infantil, sin que las autoridades tomen medidas sobre estos hechos. A esto súmenle el tema de la prostitución.
Uno de los casos más aberrante lo presencie esta semana en el municipio fronterizo de Maicao en La Guajira, donde observe más de 200 familias procedentes de Venezuela, durmiendo durante la noche en andenes, hay videos de parejas teniendo sexo en esos sitios, y en la mañana hacen sus necesidades fisiológicas en plena calle o detrás de cualquier vehículo. En la plaza principal hay unos 55 niños pidiendo alimentos para subsistir y calmar el hambre, en el solo Maicao donde las autoridades no tienen un censo, se presume que han llegado en los últimos días más de 40 mil personas procedentes de Venezuela.
Así las cosas, el panorama no es nada alentador, para los gobiernos de los dos países que tienen en sus manos una pelota caliente y menos aún para los inmigrantes que no encuentran un respaldo de los Estados venezolano y colombiano. La situación también es para los connacionales que se afectan por la presencia de estos grupos de personas.
Colombia y Venezuela tienen un destino unido desde 1830 cuando se disolvió la Gran Colombia, y son interdependientes, pero en esa mutua relación, tiene más que perder Colombia, por eso se necesitan canales que permitan atender la agenda binacional que el momento coyuntural exige.
La crisis social que ha provocado la migración de Venezuela hacia los países vecinos reclama la pronta intervención de la comunidad internacional, sin desconocer que son los venezolanos quienes tienen que resolver su situación interna. El espejo de esto, es Cuba (década de los 60), que fue bloqueada por los gringos y relegada de la OEA, buscando un cambio en su gobierno y sucedió todo lo contrario, fortalecieron a Fidel Castro en el poder. No se puede olvidar que Venezuela en su momento fue la economía más rica del continente.