“Los niños y niñas wayuú viven permanentemente una violenta guerra contra el hambre y la sed. Hoy lloramos a otra víctima de la desnutrición, incumplimiento e indolencia del estado colombiano”, esta fue la denuncia realizada por la Asociación Indígena Shipia Wayuu sobre el fallecimiento de una menor de 8 meses de nacida, por posibles causas asociadas a la desnutrición, en su comunidad indígena ‘Musichi’, en zona rural de Manaure.
Esta situación prendió las alarmas de las autoridades, por lo que el gerente designado por la Presidencia para La Guajira, Luis Ernesto Gómez Pimienta, afirmó que, aunque se ha acordado un Plan Provisional para agilizar algunas medidas de emergencia destinadas a mitigar la mortalidad infantil, la gerencia no cuenta con su propio presupuesto y todo ha sido posible gracias a la solidaridad y el apoyo de otros actores.
“Ha sido un trabajo de conciencia y de solidaridad. No tenemos presupuesto propio, ni oficina. Todo lo hemos hecho con aliados. Hicimos un trabajo de campo epidemiológico de base la zona de Manaure donde hay más 3.000 o 3.400 niños y donde se muere cada semana uno. Allá llevamos 66 días sin un solo niño muerto”, dijo Pimienta.
El funcionario también advirtió que, si no se abordan los determinantes socioeconómicos y la corrupción, factores que afectan y agravan esta situación, “se van a seguir muriendo los niños, el Estado tiene que corregirlo”. Pimienta mencionó que hasta el momento solo ha tenido contacto con el director del Dapre, Carlos Camargo, y con la directora del Icbf, Adriana Cáceres, para tratar el tema, pero que todas las decisiones económicas y sociales están en manos del Gobierno central.