¿Quo Vadis, Valledupar?- Por Nicola Stornelli García

Compartir

Colaboración Especial para La Regional

Tuve el honor de ser convocado por un par de amigos que están haciendo una investigación para un importante tanque de pensamiento (think tank) del país, con el propósito de hacer un análisis prospectivo para Valledupar, a contribuir con mis luces acerca de qué debe hacer la ciudad para salir de la encrucijada en la que se encuentra. La verdad sea dicha, también me motivó a escribir estas líneas ver un artículo escrito por Mauricio Pimiento (https://bit.ly/3gezoZ1) y una entrevista concedida por Antonio Celia (https://bit.ly/3mLCB4C) para un portal digital de la ciudad acerca del devenir de la misma. También debo confesar que me atrevo a hablar de Valledupar porque la he estudiado y la conozco más que al Cesar, pero, hoy en día, hablar de la capital del departamento es hablar del 50% de la población del mismo. Por ende, a la suerte de uno está ligada la del otro.

¿Alguien duda que la ciudad está en una encrucijada? Además del desgobierno de los últimos cinco años nos llegó la pandemia del Covid-19 en un muy mal momento para la ciudad. Nuestros indicadores de desempleo e informalidad son producto de una clase política y dirigente, indolente y miope, que está matando la gallina de los huevos de oro, lenta pero inexorablemente. Y hago este prolegómeno porque hace dos años me atreví a decir en un artículo de página completa para la edición nacional de El Tiempo (https://bit.ly/39mtIL6) que en Valledupar no se ha creado una sola empresa del sector real en los últimos veinte años. Un amigo me llamó y me dijo que sí se habían creado y me mencionó a Arepas La Leyenda, Cementos Vallenato y Lácteos La Primavera y le respondí que si los empleos que generan esas empresas eran suficientes para una ciudad que hoy día bordea los 500.000 habitantes.

Cuando digo que están matando la gallina de los huevos de oro me refiero a que la ciudad tiene una vocación dada, desde el mismo momento en que nació como capital departamental y se convirtió en el nodo de una región que incluye municipios del norte y centro del Cesar, del sur de La Guajira y de municipios de Magdalena y Bolívar que se sienten mejor atendidos en Valledupar y que les parece, obviamente, mucho más cerca que Santa Marta o Cartagena. Esa región alberga hoy no menos de 2 millones de habitantes y a ellos se debe la importancia de Valledupar como nodo. Y lo digo, además, porque es muy lamentable que seamos una ciudad tan pobre. El 41% de nuestros pobladores es pobre (https://cesore.com/wp-content/uploads/2020/11/Pobreza-valledupar.pdf). Lo afirma el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales (CESORE) cuya base de operaciones es Valledupar y está liderado por el destacado economista vallenato Fernando Herrera Araújo.

La ciudad tiene otros problemas, ligados a su idiosincrasia. Valledupar es, quizás, la única ciudad del mundo donde la clase adinerada construye casas de campo dentro del perímetro urbano, en donde la casa principal dista de la otra cuando mucho una media hora. Es famosa la anécdota, que era privada y la estoy volviendo pública, de la inauguración del centro comercial Guatapurí Plaza, con el vicepresidente de Conconcreto a bordo. Miren eso, somos tan pequeños que el presidente de la compañía que invirtió $50.000 millones para construir el primer centro comercial de la ciudad se dio el lujo de delegar la inauguración. Pues bien, ese día le brindaron una parranda vallenata al vicepresidente y a los invitados especiales a la inauguración que contó con gobernador y alcalde. La parranda fue en una famosa casa de campo al frente del aeropuerto de la ciudad. El invitado especial quedo tan maravillado de esa casa que le preguntó al dueño cuánto costaba la casa y cuántas más había así. Y le contestaron que costaba, en esa época, más o menos $1.000 millones de pesos y que había como unas cincuenta. Y respondió el invitado: “Los vallenatos están fregados. Se hubieran reunido cincuenta y hubieran construido su centro comercial”. Tengo testigos de dicha anécdota. Allí queda resumido lo que quiero decir. No tenemos capacidad para trabajar en equipo ni para armar sociedades y no creemos en los nuestros y en lo nuestro. La “Filosofía de la Boñiga” que heredaron los forjadores del departamento y sus sucesores fue culpa de una llegada tardía a la vida moderna del s. XX a la ciudad, más el perjuicio y la pérdida de valores del enriquecimiento fácil del narcotráfico nos dejaron como resultado una sociedad presumida y ostentosa que gusta del dinero fácil.

Son muy pocas las empresas vallenatas exitosas. Quizás la única para mostrar, del sector real, es Klarens que nació con capital vallenato y sigue siendo de los mismos dueños. Me siento orgulloso de esa marca, como si fuera un accionista de ella, cuando la encuentro en los almacenes de cadena en Bogotá.

No vine a hablar lleno de pesimismo o derrotismo. Vamos a los que venimos. Voy a desglosar tres ideas partiendo de tres preguntas

¿Si Valledupar es el nodo de una macro región qué se ha hecho para aprovechar y potenciar eso? Nada. La verdad sea dicha lo único que hay es un instrumento político administrativo que no tiene dientes: el Área Metropolitana de Valledupar. Con esto no quiero decir que los gerentes que han pasado por ahí no han hecho nada. Hay un par para destacar que entendieron que había que tener unos estudios y contar con un plan prospectivo que aproveche las bondades de estar constituidos como área metropolitana amén de potenciar y regular la conurbación con La Paz, San Diego, Manaure y Codazzi. ¿Cuánto se va a demorar Pueblo Bello en unirse al Área Metropolitana de Valledupar?

Alguien se atreverá a cuestionar lo de la conurbación mencionado. No soy experto en planificación urbana, pero hace muchos años empecé a leer acerca del tema para entender lo de la creación del área metropolitana. Lo de la conurbación es un concepto que ha evolucionado con las facilidades de locomoción y conexión entre diferentes centros urbanos. Con solo revisar el tráfico diario de personas (TPD) entre los municipios mencionados en el párrafo anterior y Valledupar podremos colegir que hay algún tipo de conurbación ya que los habitantes de dichos poblados se surten de bienes y servicios en la capital cesarense, convirtiendo en municipios que viven y sobreviven gracias a su nodo. ¿Alguien ha estudiado cuántas personas trabajan en Valledupar y pernoctan en esos pueblos? ¿Alguien ha estudiado cuántas personas de esos pueblos viven de negociar sus productos en Valledupar? Por ejemplo, las almojábanas de La Paz, los bollos de mazorca de San Diego, las mochilas arhuacas de Pueblo Bello.

¿Le hemos facilitado la vida a esas personas? No, por lo contrario, cada vez encuentran más talanqueras para comercializar sus productos en la urbe capitalina departamental.

La influencia de Valledupar abarca a La Jagua del Pilar, Urumita, El Molino, San Juan del Cesar, Villanueva, Distracción y Fonseca; hay algunos que agregan, incluso, a Barrancas, pero no lo comparto. Con esos municipios de La Guajira que menciono primero, tenemos una interacción fluida y dinámica.

En el Cesar, nuestra influencia abarca, además de los municipios del Área Metropolitana y Pueblo Bello, a todos los del norte y centro, verbigracia Becerril, La Jagua de Ibirico, El Paso, Chiriguaná, Bosconia y El Copey. Algunos agregan a Curumaní. Yo no lo comparto. Hay ciertas dinámicas de ese municipio más ligadas al sur del Cesar.

De Bolívar vienen a Valledupar de Zambrano, El Carmen de Bolívar, Magangué y Mompox y de Magdalena de Plato, El Banco, El Difícil, Granada, San Ángel y de Algarrobo.

En primera instancia, son esos los municipios de donde más nos frecuentan lo cual arroja un área de influencia de 22 municipios con una población de no menos de 2 millones de habitantes.

Vuelvo y pregunto ¿Si Valledupar es el nodo de una macro región qué se ha hecho para aprovechar y potenciar eso? Nada. La mayoría de las empresas que transportan personas de todos esos municipios a Valledupar son informales y abunda la ilegalidad que hace hueco y mella en las finanzas de los transportadores formales. No ha habido un solo alcalde que se preocupe por esa realidad. El comercio de Valledupar ha crecido gracias a esa población flotante que, día a día, viene de todos esos pueblos a nuestra ciudad no solo a comprar sino, también, a darse una vuelta por los centros comerciales y a disfrutar de los restaurantes de la ciudad ya que ha crecido su oferta gastronómica.

La mayoría de esas empresas de transporte están regadas por la ciudad generando problemas de congestión vial en diferentes puntos. ¿Por qué no pensar en una terminal alterna, vertical, para los municipios con los que tenemos el más alto TPD (los más cercanos) y en una alianza público privada, construir un centro comercial, con locales para comercio y establecimientos de salud? Hay un sitio ideal. La alcaldía de Valledupar debe contemplar esta posibilidad en dicho sitio, al frente de la EDS de los Aroca (https://bit.ly/2JVXN9G). Lo hablé con los integrantes del Grupo de Desarrollo Urbano y creen que es viable y factible. También se lo comenté a un par de funcionarios de la actual administración.

Esta iniciativa no resuelve todas mis inquietudes de la pregunta, pero creo que sería un buen inicio y nos permitiría acercarnos a un mejor enfoque de nuestra realidad como nodo.

¿Por qué Valledupar no se ha convertido en un Clúster de la Ganadería o por que no ha aprovechado más la dinámica ganadera de la región? Hay unos miopes u olvidadizos que permiten que les metan los dedos en la boca. Lo más importante que se ha hecho en la ciudad para adentrarnos en la realidad de nuestra economía ganadera ha sido el Centro de Desarrollo Tecnológico de la Ganadería, el famoso CDT, que vio sus orígenes en el gobierno de Hernando Molina Araujo. Que, infortunadamente, los gobiernos subsiguientes no lograron sacar adelante esa iniciativa o la utilizaron para contratos mágicos es otra cosa.

Da tristeza saber que la carne que venden en los supermercados de Valledupar la traen de Montería o de Barranquilla. La llegada de Colanta a la ciudad está cambiando ese esquema, pero se necesita que la administración municipal de más facilidades para el pago del impuesto al degüello y así la cooperativa antioqueña haga las inversiones necesarias para atender toda la demanda local. Necesitamos de manera urgente una mesa de trabajo para definir eso.

El Cesar tiene el cuarto hato ganadero del país. Obviamente, es una ganadería extensiva y en muchas fincas aún viven con prácticas del siglo XIX. De una res hoy se aprovecha todo, el 100% del animal, pero en Valledupar los sacrifican, o los sacrificaban, y solo se aprovechaba la carne. El municipio, con el apoyo de la Gobernación del Cesar, deben dar unas condiciones y facilidades para que nuestros ganaderos se actualicen y no solo mejoremos la calidad y la producción de nuestros animales si no, también, para que haya una cadena virtuosa de aprovechamiento de las pieles, de los cascos, de la bilis, en fin, de todo.

Sé que la Cámara de Comercio de Valledupar ha hecho algo en búsqueda de una mejor producción de lácteos y, en especial, de quesos, pero hace falta mucho más empuje. Este es el sector llamado a provocar una gran revolución agroindustrial en la región y a generar los empleos que tanta falta hacen. Desde esa perspectiva celebro que Colanta haya absorbido a Coolesar. La cooperativa antioqueña ha apoyado el desarrollo tecnológico de sus asociados en Antioquia, el viejo Caldas y Córdoba. Esperamos que hagan los mismos en nuestra región.

Necesitamos aprovechar todo el círculo virtuoso de la producción en la ganadería, necesitamos diez Klarens y diez Coolanta en la ciudad. Nestlé y Fonterra (DPA) podrían aportar una roca, no un grano de arena, para este propósito.

Si hay un gremio individualista, egoísta y con mentalidad arcaica es el de los grandes ganaderos de la región. El esquema les funcionaba bien. Ahora ya no da tanto resultado. El agotamiento de las tierras, el cambio climático, la nula renovación del hato ganadero (con algunas contadas excepciones) han hecho que el sector ya no sea tan rentable como antes. Mucha de la idiosincrasia vallenata se le debe a esa “Filosofía de la Boñiga” que dio al traste con la bonanza algodonera y que permitió que a la ciudad se la tomaran personajes que parecían sacados de una historia del viejo Oeste e impusieron una cultura traqueta que tanto daño nos ha hecho. Afortunadamente hay una generación de nietos y bisnietos de esos grandes señores ganaderos de la región que hoy piensan de manera diferente y quieren invertir en otros sectores pero que, también, están viendo que la ganadería es un buen negocio pero que hay que modernizarla y sacarle más provecho.

Aquí tampoco agoto las posibles respuestas, pero creo que en este tema hay muchos con mejores conocimientos que los míos que pueden aportar mucho más.

Mucho de lo que le pase a Valledupar depende de la suerte de este sector. Ojo con eso. No podemos seguir viviendo a espaldas de esa realidad.

Por último ¿Puede Valledupar ser un gran Área de Desarrollo Naranja (ADN) Regional? Me voy a permitir transcribir un trozo de una de mis columnas en El Tiempo: “¿Por qué una ADN regional? Hay unos circuitos y un tejido social, económico y cultural que conectan a Valledupar, junto con La Paz, San Diego, Manaure, El Paso y Pueblo Bello (en el Cesar) y La Jagua del Pilar, Urumita, El Molino, Villanueva y San Juan del Cesar (en La Guajira). En esos municipios está la base de las agrupaciones vallenatas más representativos del momento y, también, viven la mayoría de los compositores (es un dato de SAYCO) a quienes estas agrupaciones les están grabando los temas. La región necesita un mapeo que incluya el analizar la dinámica económica de esa población en esos municipios. ¿Cuánto ganan mensualmente? ¿Cuánto consumen mensualmente? ¿Cuántos tienen casa propia? ¿Cuántos viven en arriendo? Y, obviamente, todas las preguntas que los especialistas en estas materias decidan incluir.” Aquí va el link del artículo completo https://bit.ly/2VJ7j2k

Y el mismo artículo dice y, obviamente, sigue teniendo vigencia:”… Necesitamos a Carlos Vives y a Silvestre Dangond comprometidos con esa causa. Aquí deben grabar esos grandes, también. No solo las agrupaciones con menos renombre. Necesitamos construir un círculo virtuoso de empresas de producción discográfica que incluya las empresas de litografía local, y la ciudad está en condiciones de cumplir con los requerimientos de un artista, desde los músicos hasta los afiches, pasando por preproducción, producción y postproducción. Hay cuatro estudios de grabación de talla mundial en Valledupar.

¿Alguien sabe en qué estado se encuentra la casa donde crecieron los hermanos Zuleta, en Villanueva? Ahora que Caracol TV anuncia una telenovela basada en su vida, habrá un deseo de conocer todos los lugares en que vivieron. Eso pasó con la famosa casa de la ventana marroncita, en La Junta (corregimiento de San Juan), después de la novela basada en la vida de Diomedes Díaz.

¿Cómo está la casa paterna de los hermanos López en La Paz? ¿Alguien se ha preocupado por la carretera entre La Jagua del Pilar y Manaure, para poder ir al famoso corregimiento de El Plan, inmortalizado por Emiliano Zuleta, el viejo? ¿Sabía, amigo lector, que ya existe la Casa Museo de Alejandro Durán en El Paso? O que Nabusimake, ciudad sagrada de los arhuacos y koguis, arriba de Pueblo Bello, es de los destinos de etnoturismo más buscados por los extranjeros que visitan el país.”

 

Ese artículo se publicó en febrero del año pasado y parece que fuera hoy. El triunfo del Mello Castro le puso un freno a todo el tema de la economía naranja. Se ha involucrado más por sintonizarse con el gobierno nacional que porque, realmente, esté convencido de ello.

La ciudad es llamada la capital mundial del vallenato. Tiene un escenario sin par, hasta ahora, para la realización de espectáculos multitudinarios, el Parque de la Leyenda Vallenata. Tiene un imán poderoso que es ser el epicentro de la música vallenata, pero, así como ha vivido a espaldas del río Guatapurí, también ha vivido a espaldas de esa realidad que solo, recientemente, se ha comenzado a estudiar y a entender. La declaratoria de Ciudad Creativa de la Música por parte de la UNESCO más que un reconocimiento es un compromiso. (https://bit.ly/3mO39lE).

La administración municipal debe aprovechar lo que resta del gobierno nacional y la presencia de Luis Alberto Rodríguez en Planeación Nacional y de Diana Molina Carvajal en un alto cargo en el Ministerio de Cultura para potenciar esta iniciativa.

Valledupar y los municipios mencionados tienen todo para ser una ADN Regional y de allí generar empleo, innovación, emprendimiento y, por supuesto, mejorar los niveles de la economía de la región.

Valledupar no puede seguir desconociendo el potencial turístico y folclórico de la región mencionada en este párrafo. Todos los visitantes de la famosa casa de la ventana marroncita, llegan a Valledupar o a San Juan, por ejemplo.

Solo queda recordar que Glencore anunció que suspenderá sus explotaciones de carbón en el año 2.030. ¿Hay que agregar algo más a eso?

Amable lector, si usted llegó hasta aquí es una persona, realmente, preocupada por el futuro de nuestra ciudad. Lo invito a compartir este artículo con el numeral #QuoVadisValledupar y a comentarlo y a discutirlo.

Valledupar se merece otra suerte. No digo más.

Reconocido analista de tendencias digitales. Investigador y Consultor con trayectoria internacional en temas de telecomunicaciones. Columnista de Portafolio y colaborador de El Tiempo.


Compartir