Ruta del sol, auge y decadencia

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La Ruta del Sol es una obra de gran envergadura. De hecho, estaba concebida para convertirse en una de las principales vías y de mayor importancia en el país. Con este proyecto se buscaba que la vía Bogotá-Santa Marta se trasformara en una ruta segura, rápida y moderna que con su doble calzada optimizara el acceso terrestre entre el interior del país y la costa atlántica.

Este proyecto de alta ingeniera fue dividido en tres sectores: Villeta-Puerto Salgar, Puerto Salgar-San Roque y San Roque-La Y de Ciénaga. Lo que se suponía que representaría gran impacto para el desarrollo del país, ha tenido gran relevancia en Colombia, pero no por su importancia, desarrollo o ingeniería sino por el escándalo de los multimillonarios sobornos pagados por la contratista de la brasileña Odebrecht para que le adjudicaran la Ruta del Sol II (están calculados en $84.105 millones de pesos y en la actualidad tienen en prisión a varios congresistas y altos funcionarios del gobierno, y a otros investigados).

Debido a este bochornoso, repudiable e indignante episodio el Gobierno nacional tomó la decisión por intermedio de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) de liquidar el contrato de la Ruta del Sol II. Esta elección fue tomada gracias a intervención de la Superintendencia de Industria y Comercio que ordena la terminación del contrato y solicita que se haga nueva licitación.

La liquidación del contrato y cancelación de las obras causó gran impacto negativo en la economía de la región, toda vez que el despido masivo de trabajadores aumentó la tasa de desempleo, afectó la estabilidad y bienestar de muchas familias que ganaban su sustento con este proyecto, ayudando al descenso en las ventas de muchas empresas, la caída en los arriendos de viviendas, ocupación hotelera y consumo en restaurantes y centros de comercio en general.

No obstante, esta crisis no solo es concerniente a la Ruta del Sol II, la concesionaria Yuma, encargada de la construcción de la Ruta del Sol III, también presento graves problemas económicos, por lo que no podían seguir sosteniendo los pagos a los proveedores, lo que puso en inminente quiebra a contratistas, gremios y comerciantes de Bosconía, el Paso y Chiriguaná.

La obra se encuentra parada, la doble calzada cada día se convierte en un sueño lejano para los colombianos, porque desde la suspensión de los trabajos no se vislumbra su continuidad. Mientras tanto, los responsables del descalabro y sobornos no han devuelto un solo peso, se encuentran detenidos en pabellones especiales que les permiten pagar sus fechorías en condiciones dignas y cómodas.

Sin embargo, el pueblo colombiano sigue pagando con sus impuestos esta gran estafa y robo, peor aún nos siguen cobrando peajes por la construcción de un corredor vial que se encuentra paralizado, en pésimo estado y no terminado, lo que se convierte en una burla y atentando contra el bolsillo de todos los que transitan esta vía.

La Ruta del Sol un corredor vial que se proyectó como una megaobra que cambiaría la vida de muchos colombianos se convirtió en la pesadilla y decepción de toda una nación. Es hora de que la justicia actúe, que se cumpla con las obligaciones adquiridas y se dé vía libre a la reactivación de las obras, permitiendo así que los colombianos disfrutemos de un gran corredor vial entre la costa y Bogotá.

La Ruta del Sol es una obra de gran envergadura. De hecho, estaba concebida para convertirse en una de las principales vías y de mayor importancia en el país. Con este proyecto se buscaba que la vía Bogotá-Santa Marta se trasformara en una ruta segura, rápida y moderna que con su doble calzada optimizara el acceso terrestre entre el interior del país y la costa atlántica.

Este proyecto de alta ingeniera fue dividido en tres sectores: Villeta-Puerto Salgar, Puerto Salgar-San Roque y San Roque-La Y de Ciénaga. Lo que se suponía que representaría gran impacto para el desarrollo del país, ha tenido gran relevancia en Colombia, pero no por su importancia, desarrollo o ingeniería sino por el escándalo de los multimillonarios sobornos pagados por la contratista de la brasileña Odebrecht para que le adjudicaran la Ruta del Sol II (están calculados en $84.105 millones de pesos y en la actualidad tienen en prisión a varios congresistas y altos funcionarios del gobierno, y a otros investigados).

Debido a este bochornoso, repudiable e indignante episodio el Gobierno nacional tomó la decisión por intermedio de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) de liquidar el contrato de la Ruta del Sol II. Esta elección fue tomada gracias a intervención de la Superintendencia de Industria y Comercio que ordena la terminación del contrato y solicita que se haga nueva licitación.

La liquidación del contrato y cancelación de las obras causó gran impacto negativo en la economía de la región, toda vez que el despido masivo de trabajadores aumentó la tasa de desempleo, afectó la estabilidad y bienestar de muchas familias que ganaban su sustento con este proyecto, ayudando al descenso en las ventas de muchas empresas, la caída en los arriendos de viviendas, ocupación hotelera y consumo en restaurantes y centros de comercio en general.

No obstante, esta crisis no solo es concerniente a la Ruta del Sol II, la concesionaria Yuma, encargada de la construcción de la Ruta del Sol III, también presento graves problemas económicos, por lo que no podían seguir sosteniendo los pagos a los proveedores, lo que puso en inminente quiebra a contratistas, gremios y comerciantes de Bosconía, el Paso y Chiriguaná.

La obra se encuentra parada, la doble calzada cada día se convierte en un sueño lejano para los colombianos, porque desde la suspensión de los trabajos no se vislumbra su continuidad. Mientras tanto, los responsables del descalabro y sobornos no han devuelto un solo peso, se encuentran detenidos en pabellones especiales que les permiten pagar sus fechorías en condiciones dignas y cómodas.

Sin embargo, el pueblo colombiano sigue pagando con sus impuestos esta gran estafa y robo, peor aún nos siguen cobrando peajes por la construcción de un corredor vial que se encuentra paralizado, en pésimo estado y no terminado, lo que se convierte en una burla y atentando contra el bolsillo de todos los que transitan esta vía.

La Ruta del Sol un corredor vial que se proyectó como una megaobra que cambiaría la vida de muchos colombianos se convirtió en la pesadilla y decepción de toda una nación. Es hora de que la justicia actúe, que se cumpla con las obligaciones adquiridas y se dé vía libre a la reactivación de las obras, permitiendo así que los colombianos disfrutemos de un gran corredor vial entre la costa y Bogotá.

 


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