El 2020 fue desequilibrado en todos los sentidos y aspectos de la vida e interacción humana, pero en Sucre llama poderosamente la atención un caso particular en el plano judicial, que desconcierta a los entendidos en la materia y asusta a toda una población.
San Onofre, anclado en el Golfo del Morrosquillo, escenario del paramilitarismo, corrupción y pobreza extrema, pero en la actualidad víctima del Tribunal Administrativo de Sucre, quien por acción u omisión tiene a los más de 50 mil habitantes sin alcalde en propiedad y con un cantinero administrando las arcas del ya empobrecido municipio.
El 01 de enero de éste año se cumplía un año de la posesión del nuevo alcalde y en febrero se cumple otro año pero de su destitución del cargo, juristas pudieron probar que Teódulo Cantillo estaba inhabilitado para aspirar al cargo, entramados administrativos de su hermana se lo impedían, desde entonces funge como alcalde Eloy Berrio quien comparte despacho con Teódulo quien a dedo le ordena que sí y qué no.
¿Y el tribunal?
Para poder convocar elecciones hace falta la decisión de fondo del Tribunal Administrativo de Sucre, quien ha sido escenario de bochornosos episodios donde «espontáneos» ciudadanos han realizado cadenas de oración y hasta se han arrodillado pidiéndole a los magistrados que no aparten del cargo al impedido y entre escena y escena transcurrió un año y de los magistrados no se sabe nada, están modo off, mejor dicho ciego, sordos y mudos.
Lo peligroso de la dilatación del fallo es que mientras ellos están aislados esperemos que cuidando sus vidas de la Covid-19 el alcalde interino hace, deshace y pretende hacer, el último episodio escandaloso, apartado de legalidad y lógica ocurrió el pasado mes de diciembre donde el alcalde Berrio citó a sesiones extras a los concejales del municipio para que entre otras le facultaran para «vender, permutar o dar en pago los bienes muebles, inmuebles o acciones, títulos valores de propiedad del municipio para financiar los compromisos surgidos con la suscripción del acuerdo de reestructuración de pasivos»
¿Qué hay detrás de la reestructuración?
Entre otras la intención de los dos alcaldes en funciones es la de modificar la estructura orgánica de la administración municipal, para dejar en provisionalidad aliados del clan Cantillo, según los expertos en política pretenden dejar en funciones a gente de su confianza para de cierto modo tener incidencia en la vida administrativa de San Onofre y ser un obstáculo para el nuevo alcalde, como quien dice «de nosotros no se libran fácilmente.»
¿Qué dice el Concejo Municipal?
Una espontánea coalición de concejales de varios partidos acordaron negar las facultades a Eloy Berrio, toda vez que es encargado y no alcalde en propiedad y conceder esas pretensiones no solo es nocivo para la vida administrativa sino que también los convierte en cómplices de un descalabro innecesario, porque además pretendía tener autorización para cambiar el destino de los recursos que señalaba el acuerdo de la reestructuración de pasivos, bastante pretencioso el encargado y el destituido.
El jalón de orejas es para los magistrados, sigue en riesgo latente la municipalidad toda vez que Berrio/Cantillo pretenden adelantar la gestión vía decreto, volverse indispensable ha sido la última pataleta a la que recurre Teódulo Cantillo.
Si los magistrados al volver de su vacancia no fallan de fondo la destitución del alcalde para proceder con un calendario electoral el futuro del municipio no sería responsabilidad de quién asuma la jefatura de gobierno sino de los magistrados que han actuado sin que se conozca bajo que intereses.