El presidente Iván Duque, el más jóven en la historia reciente de Colombia, ha demostrado su inexperiencia para gobernar el país. En un año y tres meses que lleva como primer mandatario ha tenido que implementar medidas represivas ante las acciones sociales y muchos lo comparan con el anterior gobierno que en ocho años y varios paros nacionales encima no respondió de tal forma.
Varios paros estudiantiles, de campesinos, de camioneros estuvieron en la agenda del expresidente Juan Manuel Santos. Asimismo, un país dividido por los diálogos de paz con la exguerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el posterior Acuerdo de Paz firmado en noviembre de 2016.
Tan pronto Santos se posesionó en agosto de 2010 se encontró con la primera movilización más grandes de comienzos de siglo. En su momento radicó un proyecto de ley que buscaba reformar la educación superior en Colombia, sin embargo, fue tal el rechazo que se conformó la Mesa Amplia Nacional Estudiantil- Mane en 2011 e iniciaron las conversaciones entre las partes.
Ante las protestas multitudinarias durante varios meses, al final el gobierno cedió y derogó el proyecto que había radicado en el Congreso de la República. Así sucedió con otras manifestaciones de otros sectores sociales y gremiales a nivel nacional.
En 2013 hubo un gran paro nacional agrario, e infortunadamente también se presentaron varias violaciones de derechos humanos. Al final el gobierno propuso aumentar el presupuesto nacional para ese sector y las movilizaciones se redujeron. Durante 2010 a 2018 hubo momentos álgidos en los que sindicatos, estudiantes, trabajadores, profesores, camioneros, entre otros gremios, le hicieron frente al gobierno Santos.
De todas maneras, la percepción más baja que recogieron las encuestadoras se presentó a finales de su mandato, debido a la alta polarización que desató la firma del pacto de paz con la exguerrilla de las FARC. Después del plebiscito celebrado el 2 de octubre de 2016, cuando la mayoría de colombianos y colombianos rechazaron el texto acordado por las partes para dar fin a un conflicto de más de 50 años, Santos empezó a bajar en las encuestas.
La encuesta Gallup, realizada a dos meses de finalizar el gobierno de Santos, arrojó que la ciudadanía rechazaba la administración y dejó al entonces mandatario con un 59% de desaprobación.
Para la medición se tuvieron en cuenta cinco ciudades (Bogotá, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Cali) con el objetivo de determinar cómo había sido la gestión del gobierno saliente y el rumbo del país. De hecho, tan pronto Duque llegó a la presidencia obtuvo un alto porcentaje de favorabilidad con el 53,8%.
En caída
De todas formas, esta percepción se vio truncada mes a mes. Las malas relaciones exteriores, el desempleo, la violación a los derechos humanos, el asesinato sistemático de líderes y lideresas sociales, el cierre de diálogos con el ELN, la violencia en las regiones y la falta de voluntad con la implementación del Acuerdo de Paz, desataron el mayor descontento nacional que en mucho tiempo no se despertaba.
Y el bombardeo a varios menores de edad en el departamento del Caquetá fue el detonante que llevó a los colombianos y colombianas a manifestarse en las calles por el desgobierno de Duque. Esto suscitó al Paro Nacional del 21 de noviembre y que este miércoles ya cumple siete (7) días.
Sin embargo, la forma en como ha respondido al llamado de los ciudadanos y ciudadanos ha sido el de un mal intérprete. Los analistas, líderes políticos, sectores de oposición y hasta algunos de su misma corriente política han criticado la desconexión de Duque ante la serie de peticiones, y a la formaa como ha decidido acallar a los manifestantes.
De acuerdo con la última encuesta de Invamer el 69% de los colombianos y colombianas desaprueban el gobierno de Duque, siendo este el resultado más bajo en su administración, y comparado con el anterior gobierno que en ocho años no respondió con tanta represión.
De hecho la encuestadora Cifras y Conceptos publicó este miércoles un informe titulado “Panel de Opinión La voz de las Regiones” en el que comparó ambos gobiernos y en todos los porcentajes obtenidos sobre el gobierno de Duque, se observó que tiene los resultados más bajos en cuanto al crecimiento económico, promoción de la educación, reducción de la pobreza, promoción de la paz, entre otros.
Ante la fuerte movilización que se esperaba en apoyo al paro nacional, Duque firmó un decreto en el que permitió implementar el toque de queda en todas las ciudades del país a conveniencia de los alcaldes. Por eso, en Bogotá se dispuso de este mecanismo represivo y el viernes 22 de noviembre los bogotanos y bogotanas tuvieron que permanecer en sus casas desde las 9 de la noche.
La ciudad fue militarizada y desde entonces se informó de la llegada de alrededor de 4.000 uniformados. Así las cosas, la aprobación de este gobierno va cada vez más en picada. Así lo muestran las encuestadoras, pero también lo demuestra la multitudinaria movilización social y pacífica que clama ser escuchada.
Cabe destacar que en el gobierno de Santos también hubo casos del uso desmedido de la fuerza, sin embargo, siempre se intentó dialogar y llegar a consensos con los manifestantes a pesar de que hubo mesas de concertación críticas en las que parecía no haber solución.
Infortunadamente en este paro nacional de 2019 el gobierno pareciera no entender a las nuevas ciudadanías. Tan pronto se convocó al paro de 24 horas el gobierno, el ejecutivo sacó un decreto intimidante; tras el cacerolazo y la continuación de la protesta, decretó el toque de queda por medio del alcalde Enrique Peñalosa; ante las movilizaciones pacíficas, decidió reprimir, y fue asesinado el estudiante Dilan Cruz a manos del Esmad.
El martes el Comité del Paro Cívico se reunió con el gobierno, pero este ya tenía una ruta programada lo cual generó que los líderes se levantaran de la mesa y se convocara a una movilización más grande a nivel nacional.
Este miércoles es el séptimo día de protestas pacíficas y el gobierno parece no entender que ya no es el ejecutivo quien tiene la voz de quienes se manifiestan. Hay otras voces que tienen más representatividad en la sociedad civil y que proponen dialogar con el legislativo.
Mientras tanto, Duque continúa ciego y sordo ante las peticiones. Y con pañitos de agua pretende apagar una sociedad enardecida. Para ningún analista, ni para los ciudadanos y ciudadanas es suficiente las propuestas del IVA, y las pensiones. Más bien parece una burla a la movilización.