“Solo tenía una hora para bañarme y hacer mis necesidades”: Juan Carlos Bayter

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Despojado de la poblada barba que le dejó los cuatro meses de secuestro, el odontólogo Juan Carlos Bayter participó en una misa realizada en el municipio de El Banco, Magdalena, para celebrar su libertad. Y es que esta misma experiencia, según relató el propio Bayter, sirvió como una oportunidad para encontrarse con Dios. Bayter contó detalles de su cautiverio de 4 meses, recordando haber estado en más de un campamento, y para llegar a uno de ellos tuvo que hacer una travesía de 14 horas a mula, sin descanso.

“En estos cuatro meses yo desayunaba el rosario, almorzaba el rosario y cenaba el rosario. Era oscuro, la ansiedad a mil. Me sacaban (de las cuatro paredes) una hora para bañarme, lavar la ropa (dos camisetas y tres sudaderas), hacer mis necesidades y para adentro”, relató Bayter. El odontólogo manifestó que tuvo una primera etapa de su cautiverio en la que se preguntó innumerables veces por lo que estaba viviendo. “Si yo ayudo a la gente, yo no soy malo, yo no robo”, contó Bayter, añadiendo que una de las personas que lo cuidaban le regaló un Nuevo Testamento.

Reconoció que los captores siempre lo trataron bien y uno de ellos le daba esperanzas, brindándole un impulso a su fe y a su esperanza de ser liberado.

Después de un tiempo, Juan Carlos Bayter dejó de ver con pesimismo la situación y comenzó a ver el lado positivo. Narra que cada vez que notaba un cambio en las rutinas normales, se le venía a la mente la posibilidad de ser liberado.

“Siempre oraba. Oraba para que me sacaran más de una hora al patio, y de repente un día me dejaron hasta una hora y media. El mercado llegaba para 15 días, y entonces yo pensaba que ya en 15 días iba a salir liberado”, agregó. Durante ese tiempo, contó que se imaginaba qué estaría haciendo su esposa, cómo estaría llevando la vida cuidando a los hijos. “Me inventé un baúl para que todas las plegarias de los banqueños quedaran en ese baúl y me ayudaran a estar libre pronto”.

Cuando llegó el momento de su liberación, el odontólogo contó que cuando se despidió de sus captores, estos le dijeron que lo iban a extrañar. “Yo también les dije que los iba a extrañar y me insistieron en que me quedara, pero les dije: yo no me quedo, mis hijos, mi esposa y mi familia me necesitan”, contó entre risas, con la tranquilidad de saber que ya se encuentra en libertad.

Juan Carlos no oculta que esta experiencia le ha servido para encauzar su vida desde lo espiritual. “Me encontré con Dios, lo toqué, lo besé”.  “Vivan la vida como si fuera el último día; amen a sus hijos, a sus esposas, a su mamá”, aseguró.

 

 

 


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