A través del programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, operado por la Universidad del Atlántico en la región Caribe, las comunidades de La Guajira han encontrado un medio para construir paz y fortalecer su identidad cultural.
En la Alta Guajira, en municipios como Riohacha y Monguí, el impacto ha sido significativo en los últimos meses. Durante agosto, más de 800 niños y jóvenes fueron beneficiados, y en septiembre se sumaron otros 400 estudiantes que ahora participan activamente en las clases de formación musical. Las sesiones pedagógicas se desarrollan en establecimientos educativos como el Centro de Integración Popular en Riohacha y el Centro Educativo #8 en Monguí, donde los estudiantes, a pesar de las barreras geográficas y las difíciles condiciones climáticas, asisten con entusiasmo para aprender.
Luis Martínez, artista formador del proyecto, asegura que “ha sido una gran sorpresa para todos los estudiantes, no había conocido ningún instrumento, era nula esa parte por acá. La comunidad tiene su propia forma de expresión musical, muy arraigada a lo ancestral, pero ha sido una grata sorpresa ver cómo se adaptan y aprenden algo completamente nuevo. A pesar de las dificultades para llegar, como cruzar arroyos o caminar largas distancias, demuestra su interés y compromiso siendo una acogida grande para nosotros como formadores, porque en las comunidades siempre hay conflictos, aun así, hacemos lo posible para que la música influya en sus vidas, así mantener la tranquilidad y la paz”.
El impacto del programa se extiende a la preservación cultural. Laizy Amaya, docente, dice que «el docente de hoy está llamado a construir conocimiento desde su entorno, y el entorno de nuestros estudiantes es étnico, es wayuu. Por eso, tenemos que reforzar esos conocimientos para que manejen un legado cultural y no se pierda, darle vivencia».
Este proceso de enseñanza impacta no solo a los estudiantes, sino a sus familias y comunidades. Jaime Camargo, coordinador del Centro Educativo #8, destaca la relevancia de involucrar a los padres y lideres comunitarios en el proceso educativo: «La educación no es solo para los niños; los padres y la comunidad también están participando en este proceso. A través de los conversatorios y actividades de sensibilización, hemos visto una disminución en los conflictos. La música está ayudando a que las familias encuentren nuevas formas de convivir y resolver problemas».
Además de la formación artística, Sonidos para la Construcción de Paz ha impulsado el desarrollo económico local. En la región Caribe, se han vinculado 351 artistas formadores, junto con 15 gestores territoriales, 15 miembros de apoyo operativo, 15 de apoyo pedagógico y 15 de apoyo psicosocial. Actualmente, el programa se implementa en 141 establecimientos educativos, con la meta de alcanzar 185 establecimientos en total.