La sabiduría como expresión sublime en el desarrollo de las experiencias del ser humano conlleva asumir las riendas de su vida dentro del contexto de la sensatez, la pertinencia y la objetividad
Por ello la sabiduría demanda la elocuencia en el desarrollo de nuestras actividades y no solo aquellas envestidas de dignidad y decoro sino también esas desarrolladas en la insulsa marginalidad social.
Este fue el legado diseñado en la antigua Grecia, cuan valiosos textos enmarcados en la enseñanza política y social donde se denota la sapiencia de sus generadores, Sócrates, Platón y Aristóteles como los máximos exponentes, destacando además los 7 sabios de Grecia que con sus aforismos celebres exhibieron disciplina para el comportamiento sensato de la sociedad.
Legado del cual poco o nada acogemos, pues más que invocar sabiduría en nuestros actos, asumimos el rol de la popularidad, careciendo de conocimientos y criterios definidos para el desarrollo de nuestros roles.
Así se ha demostrado en las listas para ostentar la honorabilidad y conformación de los próximos concejales que coadminstraran los designios de cada municipio, pues bien, vemos desmedidamente listas conformadas hasta por más de 300 aspirantes en municipio con altas categorías, aun cuando la designación legal está sujeta a un número no mayor a 21 concejales, salvo Bogotá, capital de Colombia, que, por el régimen especial, asumido, le permite contar con 45 concejales actualmente.
Por otra parte, observamos con preocupación la carencia sustancial del conocimiento e inmadurez política y social por parte de algunos aspirantes a ocupar las curules del concejo municipal, en cuanto al desarrollo y ejercicio administrativo y de control del poder público, lo que posibilita las irregularidades en la ejecución de sus funciones y a su vez el despliegue corruptivo cómplice de la actuación administrativa, por ello es más que necesario que los candidatos previamente a su postulación se fundamenten y preparen íntegramente sobre temas propios de su competencia, generando con ello idoneidad y credibilidad al elector y a su vez la entereza para asumir el cargo con honorabilidad e idoneidad, donde quede derrotado el interés personal y se edifique condiciones de progreso y bienestar para la colectividad.
Ahora bien, constitucionalmente está consagrado el derecho a elegir y ser elegido en términos de participación democrática y efectiva, mediante el cual la exigencia formal para postularse en el cargo de concejal no va más allá que ser ciudadano en ejercicio, sin embargo, la responsabilidad intrínseca de cada gobernante en la acción u omisión de una actuación administrativa determinara su nefasto o victorioso resultado personal.
La participación democrática en las próximas elecciones regionales del 27 de octubre de 2019, implica la responsabilidad de elegir personas comprometidas con el desarrollo social, con ideas renovadas pero acertadas a la realidad, personas con la sabia posición de contribuir al progreso colectivo dentro de su territorialidad, dejando de lado un interés particular y amañado de los tradicionales pupitrazos y más bien, dignatarios versados en solidas estructuras y amplios conocimientos.
En hora buena tenemos derecho a elegir, elijamos bien, elijamos un cuerpo colegiado que restablezca la confianza y honorabilidad de su corporación construyamos UN SABIO CONCEJO, instruido en políticas públicas de bienestar y desarrollo para la comunidad, un concejo garante y atento al buen manejo presupuestal donde más que 7 SABIOS DE LA FILOSOFÍA sean tantos sabios de la prosperidad, integridad y bienestar social