El pasado 19 y 20 de marzo, se llevó a cabo la ceremonia de graduación de 1154 nuevos profesionales; entre ellos, hombres y mujeres, quienes lograron una formación académica, científica y humana, en distintas ramas del conocimiento. Esta nueva promoción de egresados de la Universidad de Córdoba tiene un aspecto en común: Juventud. Una juventud educada y portadora de saberes y conocimientos científicos; que es donde radica el verdadero poder que demanda y necesita la sociedad para lograr las transformaciones y cambios sociales que dignifiquen y generen el progreso social y humano.
Para estos jóvenes y sus familias, la ceremonia de grado es un momento especial y único en sus vidas; porque representa y materializa un sueño, una meta a la que se llegó con disciplina, esfuerzo, sacrificio y, sobre todo, por haber superado obstáculos y dificultades.
Este momento único e irrepetible, reflejado en aquellos rostros juveniles que expresaban la euforia que el éxito produce, y que, solo un momento de felicidad desbordante como esta, irradia una especia de éxtasis colmado de instantes llenos de gloria y extraordinarias vivencias. Además de esto, observar las caras radiantes de alegría y satisfacción por el deber cumplido de las familias; quienes, con humildad, esfuerzos y grandes sacrificio acompañaron a sus hijos, para alcanzar un título profesional; lo que, sin duda, representa hacer parte de la sociedad del conocimiento y, con ello, no solo cambiar la visión de la vida y del mundo; sino que, lo vincula a la sociedad como un sujeto transformado para transformar; ello, solo es posible a través de la educación.
Estos padres de familia y sus hijos entendieron, que solo a través de la educación se doblega el flagelo inclemente de la pobreza, lo que permite un mejor bienestar para el núcleo familiar. Estos momentos trascendentales de la vida son posible, gracias a la existencia de la Universidad, en eso radica su encargo y responsabilidad social con los más necesitados; la formación científica y humana de las presentes y futuras generaciones; lo cual, hemos hecho durante 60 años de existencia, tiempo en el que se han podido formar, más de 50 mil profesionales en el territorio.
Por ello, la Universidad encarna esa fuerza espiritual que, a través de la educación de los jóvenes hace posible jalonar el desarrollo de la sociedad. En esta ceremonia de grados, la Universidad se revitaliza en cuanto a su misión social. Hemos dado lo mejor de nuestras capacidades físicas, tecnológicas y humanas para formarlos en las mejores condiciones y estándares de calidad. Inculcamos valores y principios que deberán reflejarse en sus comportamientos; en cada uno de ustedes está la Universidad.
Su realización será nuestra realización, su grandeza será la nuestra. Ustedes son portadores de un poder transformador y liberador: Conocimiento; Irrádienlo y construyan un mundo humanizado y justo. Además, desde ya, ustedes son hijos de la Universidad de Córdoba, y el vínculo que los une a ella es indisoluble; estará presente hasta los últimos tiempos de nuestra existencia; por esta sabia razón, deben quererla, protegerla e impedir que la degraden. Como dice nuestro Himno: Unicor eres grande y nos haces mucho honor, a Dios pedimos que te guarde para bien de la nación.