YO SOY ANDRÉS SALCEDO-Por: Felipe A. Priast

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El otro que se fue hoy fue el gran Andrés Salcedo, aquel famoso comentarista de TV barranquillero que se hizo famoso en Latinoamérica por sus transmisiones de la Bundesliga.

Para mi Andrés Salcedo se resume a una idea bastante básica: el man hablaba un español que yo nunca había escuchado antes en mi vida.

Mi sorpresa fue aún mayor cuando descubrí que el man era barranquillero, porque sonaba a de todo, menos a barranquillero.

Se trataba de un acento indescifrable que calaba y gustaba por lo bien articulado e inteligente que sonaba.

Decía un amigo por aquí está mañana que él lo recordaba por los apodos que le había dado a los futbolistas de la Bundesliga, tipo “el poroto Hassler”, o “Migajita Libatski”.

Y era precisamente esa “expansión” del idioma castellano lo que me atraía de él. Llamarle a un jugador “Migajita”, no era ofensivo, tampoco muy apreciativo, pero todos entendíamos porque le decía “Migajita” a Pierre Libatski. Era un jugador menudito, ágil y bajito, lo que encajaba con una “migajita”.

Además, su dicción era impecable, sin tropiezos, sin dudas, algo que en Colombia, con tanto comentarista malo que no sabe ni hablar, llamaba la atención. Era un comentarista “limpio”, de un español expansivo y foráneo para nuestro medio.

Salcedo, en Colombia, tenía estatus de extranjero, a pesar de ser del barranquillerisimo barrio de San Roque.

Por eso no funcionó muy bien después de regresar a Colombia a principios de los 90s.

Me imagino que los cachacos lo veían como a una especie de “costeño afectado” que era más inteligente que ellos, pues inteligente si era, y mucho.

El caso de Andrés Salcedo me recuerda que Colombia es un monte lleno de “jivaros”, por eso creo que yo nunca voy a regresar allá a vivir tiempo completo. De pronto iré 2 o 3 meses al año, pero no a vivir tiempo completo.

Y no volveré del todo porque yo soy un Andrés Salcedo. He vivido en los Estados Unidos 25 años de mi vida y soy un “foráneo” en mi propia tierra. Por eso creo que mis columnas le gustan a la gente, entre otras cosas, porque no se parecen en honestidad y contenido a nada que los “jivaros” de allá escriben.

Si yo regreso, para mi sería como regresar al monte, y espero que esto se entienda.

¿Qué ganaría yo con que los “jivaros” me redujeran? ¿Qué ganaría yo con eso?

El colombiano que toda la vida ha vivido nada más que en Colombia está intoxicado de su colombianeidad, no acepta “formatos” humanos diferentes a los modelos conocidos.

Sales a decirle tú “Migajita Perea” a un jugador del Nacional de Medellín, y al otro día te llegan dos sicarios a decirte que no te metas con el man porque te quiebran.

Ese tono foráneo y cosmopolita choca con la Colombia salvaje de siempre, esa que cree que Uribe es Dios, por ejemplo.

Si a mi me llegan a ofrecer un buen puesto en Colombia en lo que yo hago, es decir, algo así como Director de un departamento de IT, o Vicepresidente de una división de IT, no duro 6 meses. En Colombia no se trabaja como acá, ni se mueve la gente como acá, ni importan los resultados. Allá lo único que importa son las “conexiones”, la rosca, la intriga. Un tipo limpio, eficiente y directo-al-punto, como Salcedo o como yo, no tienen cabida en la Colombia de hoy.

En retrospección, resulta increíble que un carajo como Carlos Antonio Vélez hubiera cajoneado a Andrés Salcedo para que no llegara a RCN, como he leído por ahí hoy, pero no me extraña. Esa es la gente que controla Colombia, la de los imbéciles, los de la rosca paisa, la de los matones. Por eso hay que cambiar a Colombia, para crear una sociedad “expansiva” en donde quepamos tipos como Salcedo o como yo, gente con mundo, con otro cableado en la cabeza.

Solo hay algo peor que ser un corroncho en un mundo civilizado: ser muy civilizado en un mundo de corronchos.

Lo siento, pero así es como yo veo las cosas en Colombia, y espero que no se ofendan.

Lamento la arrogancia de lo que voy a decir pero, ya yo no bajo al monte. La única opción que existe es que el monte venga a mi…

Y cada día que pasa, más me alejo del monte.

Me acuerdo de mi querido Graham Greene en su novela “It’s a battlefield”:

“La cultura y la inteligencia como un desierto en donde estas solo, sin nadie a tu alrededor…”.

Asi se debió sentir Salcedo luego de su regreso a Colombia.

¡Imagínense! Tener que competir con carajos como Carlos Antonio Vélez y William Vinasco Ch.

¡Pobre tipo! ¡Qué desilusión!

Además, ir al “monte” siempre es peligroso. Nunca se sabe qué fiera le puede a uno salir…

Q.E.P.D. Andrés Salcedo…


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